Y no mirar atrás


Paz y bien
Lucas 9, 62

Cuando nacemos, no somos todavía del todo hombres, al menos no somos los hombres que debemos ser, que luego llegaremos a ser.

Tenemos dos nacimientos. ¿Cuándo es nuestro segundo nacimiento? Cuando llegamos a tomar conciencia, no de lo que somos, sino de lo que debemos llegar a ser; no de lo que deseamos, sino de lo debemos desear llegar a ser.

Al fin y al cabo, el hombre se hace a medida que va haciendo, que se va esforzando por ser lo debe ser; si el joven es producto del niño, el hombre es producto del joven; en este sentido el niño es el padre del hombre.

No nos hacemos viejos cuando hemos vivido cierto número de años, sino cuando vamos perdiendo el entusiasmo de nuestros ideales. Santos llegaron a ser, no lo que comenzaron, sino los que continuaron y continuaron continuando, lo que nunca se cansaron de continuar.

Perseverar es mantenerse en la verdad. De poco servirá entregarse al servicio de Dios si no se persevera en Él, si uno se encuentra con Cristo pero se aleja de Él. El encuentro ha de ser definitivo, para ya nunca volver a separarse... más allá del desierto.

Fraternalmente,

Comentarios

  1. No sabes lo bien que me viene leer lo que pones Hoy...el mirar para atrás sin ver la Gloria de Dios en tu vida te hace flaquear...y esto viene del tentador....Hacia adelante de la Mano de la Señora y siguiendo a Jesus...esta es nuestra marcha....

    ResponderBorrar
  2. Perseverancia, aunque parezca que no se puede...
    A veces volver a la casilla de salida, pero siempre con la esperanza de que , por muchas veces que vuelva a la salida, si me dejo, Dios me llevará a la meta aunque sea en el últmo momento¡¡

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.

Entradas más populares de este blog

Te damos gracias, María

El Espíritu es animoso, pero la carne es débil

En la fiesta de los Tabernáculos. Joaquín y Ana poseían la Sabiduría. (El Hombre - Dios)