Dios ha dejado de ser “buena noticia”
Paz y bien!
Hay personas que, al escuchar el nombre de Dios, reaccionan casi instintivamente con una actitud de rechazo: “¿Dios? No me interesa. Bastante tengo con mis problemas”. Otros parecen adoptar una postura más vacilante: “Tal vez sea importante, pero no tengo tiempo para ocuparme de esas cosas. No veo para qué puede servir Dios”. A alguno le he oído decir estas palabras: “Ojalá Dios no existiera. Todos viviríamos mejor y más tranquilos, sin miedo a caer algún día en sus manos”.
¿Por qué ha dejado Dios de ser Buena Noticia para tantas personas? ¿Por qué su nombre no es pronunciado con más amor y más gozo por los hombres de hoy? ¿Por qué ha quedado vacío de atractivo? ¿Es que Dios los ha defraudado?
Quien se ha encontrado con El, aunque sea de manera humilde y modesta, sabe que Dios no decepciona. Los que decepcionamos una y otra vez somos los que decimos creer en El.
Se han escrito muchos estudios sobre las causas que están en la raíz de la indiferencia religiosa y del ateísmo contemporáneo. Pero no siempre se recuerda la posible responsabilidad de quienes pretendemos ser sus mensajeros.
Y, sin embargo, cuántos se alejan de Dios decepcionados por la mediocridad de quienes hablamos de El. Un experto como Ch. Chabanis ha podido afirmar que “la gran crisis religiosa de nuestro tiempo es menos una desafección hacia Dios que una desafección hacia las instituciones religiosas”.
Es cierto que no hay que confundir nunca a Dios con los hombres que lo anuncian o las instituciones que lo representan. Pero, dentro de las Iglesias, hemos de tomar conciencia de la enorme frustración que podemos provocar en quienes buscan sinceramente a Dios.
¿Cómo podrán escuchar su voz en medio de nuestra palabrería? ¿Cómo descubrirán su rostro bajo esas ideas mezquinas de un Dios puesto al servicio de tantos intereses y quimeras? ¿ Cómo se sentirán atraídos por su misterio si no perciben más amor entre los que lo adoran? ¿Cómo podrán experimentar bajo una religión, a veces tan complicada, sobrecargada y triste, la presencia de un Dios cercano y bueno, capaz de aliviar su corazón fatigado?
El evangelista Marcos resume la actividad de Jesús diciendo que “anunciaba la Buena Noticia de Dios”. Encontrarse con Jesús era encontrarse con alguien que acercaba a Dios, transparentaba su misterio de bondad, contagiaba su alegría y su perdón.
Sólo una vida como la de Jesús puede anunciar a Dios como Buena Noticia. En caso contrario, por mucho que hablemos de Él, no seremos sus testigos sino pantalla opaca que oculta su rostro.
Fraternalmente,
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Leído en Antena Misionera
Un artículo con un tema muy interesante y acertado, pero no debemos olvidar que aparte de lo importante que és para el no creyente que nosotros vivamos y transmitamos el amor que recibimos de Dios, tenemos que tener presente la labor tan negativa que de una manera constante y reiterativa va calando en la gente de los medios de comunicación.
ResponderBorrarPor eso es tan importante la difusión de la buena doctrina en la medida de lo posible, como son por ejemplo los blogs que compartimos.
Gracias por esa labor.
Paz y Bien.
A pesar de todo. Todos de una forma u otra siguen buscándolo. ¿Porqué será?...
ResponderBorrarCreo que el Amor es sencillo...y a veces se espera mas acogida y menos palabreria...tienes razón..hacer a Dios atrayente es querer meterse en el sufrimiento del otro y vivirlo con él...y sin la Gracia ..a ver quien es el guapo que aguanta.....La Paciencia viene de Dios y es en ella donde me apoyo ante mis desanimos y caidas....y siempre me saca a flote....
ResponderBorrarMe parece que su artículo es para reflexionar y para pensar realmente cómo estamos viviendo nuestra fe.Dejamos mucho que desear a veces, aunque en el fondo hasta los que no quieren creer anhelan creer. Aún cuando digan que no, pues el hecho que les causa incomidad el tema, es signo de que a la larga les interesa.Aunque he aquí también nuestro problema, como cristianos no siempre estamos a la altura de la circunstancias para realmente ser luz adecuada para los no creyentes o creyentes decepcionados. Al final, también se nos olvida que creer es una gracia, que el Señor la concede, y que a veces nuestra plegaria por la conversión es muy pobre.
ResponderBorrarTu reflexión de hoy da mucho que pensar y no pocas veces me ha rondado la mente,a mi me preocupa lo que dices porque muchas veces me lo he planteado, tal vez muchas veces con nuestras palabras alejamos mas que acercamos y si eso fuera asi, si alguien se alejara de Dios por culpa mía, eso no me lo perdonaría.
ResponderBorrarTe abrazo.
El libro de los Hechos de los Apóstoles dice: “no podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído”... esta es una realidad, si la presencia del Señor quema en nuestro corazón debemos proclamarlo, manifestar sus maravillas, lo que hizo y hace en cada uno de nosotros. ¡El Santo Padre, estrenó su cuenta de twitter!
ResponderBorrarUn fuerte abrazo a todos!
Sólo a Él sea el honor y la gloria!