San Pablo a los corintios y Joaquín Sabina
Paz y bien!
Joaquín Sabina dice que «La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse.»
Cuando uno va por la ruta con su automóvil a alta velocidad, va con cierta tranquilidad si sabe que el coche responde bien. La vida para muchos es eso: un coche lanzado a alta velocidad, que exige conservar la calma y el dominio de la situación en que uno se halle. Por el contrario, si no soy dueño de mis nervios y mis reflejos son tardíos, seguramente estaré en el límite de alguna catástrofe.
No es posible prever respuestas para cuando se plantee una situación. Todas las circunstancias son diferentes y exigen una apertura a lo inesperado. No se puede ofrecer el mismo código para todos los casos. Lo que antes fue bueno, hoy puede haber sido superado por algo mejor. El hombre es tan limitado, que intenta prever todo y hasta programar su futuro. ¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! dijo San Agustín al descubrir su ceguera y su sordera
«El dios de este mundo los ha vuelto ciegos de entendimiento y se niegan a creer...» dice San Pablo a los corintios. En la vida siempre hubo encontronazos y los habrá en la medida que uno no sea dueño de si mismo, si no frena sus impulsos y no domina sus instintos. El dominio propio es el secreto de la vida; saber ir donde se quiere, eso es control propio, eso es dominio, eso es mandar uno en la propia vida, eso es el éxito.
Dios puede arder en la zarza de cualquier persona, aunque aparentemente no haya suficiente materia prima.
«Nos vienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos. Andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados; perseguidos por no abandonados; derribados, pero no aplastados. Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifiesta en nuestra persona» 1Fraternalmente,
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Dejó sus huellas José Prado Flores - (1) 2 Cor 4, 8-10
Saber a donde se quiere ir... creo saberlo,mi único fin es alcanzar la verdadera vida... pero a veces... ¡la montaña que hemos de subir es tan escarpada!,mas no estamos solos, Él nos acompaña, Él nos ayuda, Él nos lleva en brazos...
ResponderBorrarUn abrazo.