La esperanza ¿una anestesia?

Paz y bien
Salmo 40, 5
Salmo 62, 6-8

«La esperanza es lo último que se pierde»; ¡cuántas veces lo escuchamos y lo dijimos!

Y no es que sea desacertada, sino que puede entenderse mal y así, convertirse en una anestesia de las fuerzas del espíritu.

Esperar y dejarse estar; esperar... y aguardar pasivamente; esperar... y dormirse; esperar... y engañarse... Todo esto son distintas formas de cobardía, de inacción, de pereza; son las formas con la que cubrimos nuestros estados de ánimo pocos confesables para nuestra conciencia.

Es más fácil tener algo o alguien que nos exima de responsabilidades que escuchar en soledad la voz interior que nos exige tomar decisiones..., hay menos riesgos en la arena de la playa que levar anclas y desplegar velas.

En cambio, trabajar con perseverancia, esforzarse con valentía, pensar seriamente en orden a la acción, confiar en uno mismo y confiar plenamente en Dios, esperar en que nuestro esfuerzo personal triunfará y que para ello Dios nos ayudará, esto es verdaderamente «esperanza».

La esperanza no puede inhibir, no puede alienar; la esperanza suelta más bien las alas y empuja hacia la acción. Si ponemos toda nuestra confianza en el Señor, forzosamente deberemos esperar en su ayuda.

Fraternalmente,

Comentarios

  1. Es verdad que puede anestesiar frente a la pereza esta espera.....
    Pero siempre el esfuerzo desde la Gracia, claro porque llega el voluntarismo y que me dices?....es el mantener las velas desplegadas en la Fé y no parar ....vivir el Presente en la Presencia, esto hace que no me duerma en los laureles!!!
    Menuda entrada Claudio.....

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  2. Anoche en misa le decía al Señor «estoy sentado en el pozo de agua de mi desierto, anclado en muchas rutinas...» pero uno, movido por la fuerza del Espíritu pega el salto «más allá» de sus limites.

    Leía hace poco en el blog de la Fraternidad del Santo Nombre «La pérdida del asombro por la existencia misma, a la cual solemos dar por sentada y la organización de nuestra vida excluyendo el corazón, momifican el alma y nos dejan privados de la percepción de lo divino.»

    Ese es el punto Gosspi, atreverse a los desafíos... como vos decís, viviendo el presente en la Presencia.

    Un abrazo en Cristo

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  3. La esperanza... ¡Una necesidad para el alma!

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