Iglesia soy yo



Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,

A modo de conclusión de una semana de reflexiones y oración.

Leemos en el Consejo Pontificio «El día octavo concluye el planteamiento sobre una llamada hecha por las Iglesias de Jerusalén en favor de un servicio más extenso: el de la reconciliación. Aunque los cristianos llegasen a la unidad entre ellos, no habrán acabado su trabajo, ya que ellos mismos deben reconciliarse con otros. En el contexto de Jerusalén, se significa entre palestinos e israelíes; en otras comunidades, los cristianos deben buscar la justicia y la reconciliación en el contexto que les es propio.»
Yo soy Iglesia.., es una verdad de perogrullo, es cierto, pero es una afirmación válida para todos los creyentes en comunión con el Santísimo. Iglesia es comunidad, es familia, por lo tanto el vínculo esencial es el amor; y además el único que le da vida, fuerza y permanencia.

Se suele escuchar que la Iglesia es tal cosa o que la Iglesia tal otra, como si fuera un departamento administrativo, una organización de gobierno. Se la asocia al «poder», en algunos casos a la burocracia, se le echan culpas, se le demanda acción, se le suman responsabilidades... acusaciones y reclamos y, algunas veces, algo de reconocimiento.

Pero insisto, La Iglesia no es «la de allá», somos nosotros. Y como en toda familia, nada se resuelve con magia, sino con amor y esfuerzos. Si algo anda mal. lo resolveremos entre todos. Si algo falla, lo repondremos entre todos. Si hay algún beneficio, lo disfrutamos entre todos. Si alguien es lastimado, nos duele a todos; si alguno es felicitado, nos alegramos todos... como la carta bendición que nos enviara el Santo Padre.

Como piedras vivas damos forma a un edificio espiritual, en el cual se vive en el amor de Dios. Todos necesarios, todos imprescindibles, todos llamados a participar. La Palabra de Dios nos compara a los miembros de un cuerpo del cual Cristo es la cabeza, destacando que lo que nos mantiene unidos es el amor, como vínculo perfecto.

Cuando se habla de Iglesias en el lenguaje cotidiano, a veces se hace referencia a las iglesias cristianas de otras denominaciones, y otras veces, simplemente a las diferentes parroquias o comunidades. Así se nos muestra en el libro Apocalipsis, con las cartas a las siete «iglesias» que parecen abarcar más significados que los detectados a primer estudio.

Hablar de una u otra Iglesia sin duda nos permitirá descubrir características que sean propias de cada una. Esto y sin caer en simplismos, puede facilitar los esfuerzos por alcanzar mejorías. Pero más allá del estudio general, si cada uno de nosotros es La Iglesia, descubrir una necesidad, ya nos mueve al compromiso por resolverla; encontrarnos con capacidades, movernos al servicio hacia los demás; advertir esfuerzos por la evangelización, nos mueve a sumarnos en oración y acción.

Y por supuesto, jamas defender lo indefendible. Lo que se encuentra en el error, es error. Lo que se ha hecho mal, está mal y solamente queda pedir perdón y no volver a cometerlo. Equivocarnos es un derecho, pero no puede sernos indiferente. Es decir, se espera que aprendamos de cada error, que sean involuntarios y que no se repitan.

La Iglesia que comienza su peregrinar el día de Pentecostés, necesita cada día de la misma efusión del Espíritu Santo, para ser fiel testigo de Jesús resucitado. Es decir, cada uno de nosotros, la Iglesia del Señor, para ser fieles testigos de su resurrección, necesitamos ser renovados continuamente con la efusión del Santo Espíritu.
Dios de la paz, te damos gracias por enviarnos a Jesús para reconciliarnos en Él contigo. Danos la gracia de ser verdaderos servidores de reconciliación en nuestras Iglesias. Ayúdanos así a ponernos al servicio de la reconciliación de todos los pueblos, en particular en tu Tierra Santa, el lugar donde quieres abatir el muro de separación entre los pueblos, y reunir a cada uno en el Cuerpo de Cristo, ofrecido en sacrificio en el Calvario. Llénanos de amor a unos y a otros, para que nuestra unidad sirva a la reconciliación que deseas para toda la creación. Te lo pedimos en la fuerza del Espíritu. Amén.
Fraternalmente,

Comentarios

  1. Que hermosa reflexión has hecho sobre la Iglesia. Me ha encantado. Te agradezco todos los textos que nos has ofrecido en esta semana de unidad. Me has ayudado a vivirla como nunca antes lo había hecho. Mi gratitud por ello. Un fuerte abrazo

    ResponderBorrar
  2. FELIZ Y SANTO DÍA!
    Si, realmente es así, somos Iglesia y qué alegría que así sea.
    Muy bella y profunda la reflexión.
    Gracias.

    ResponderBorrar
  3. Yo soy, miembro de la Iglesia, creo más adecuado la pertenencia a algo mucho más grande que es la Iglesia de la que Cristo es cabeza. El sentido absolutista de la frase en en español no me parece correcto. Yo soy de la Iglesia, hijo de la Iglesia, piedra viva, etc. Un saludo.

    ResponderBorrar
  4. Angelo
    ¡Gloria a Dios!
    Fuerte abrazo

    Caminar, ¡Feliz y Santo día!
    En alabanzas al Señor!
    Un abrazo fraterno

    NIP, deseo compartir esta pequeñísima reflexión de un pastor evangélico

    "No soy surrealista, tampoco tengo el ego de Dalí, pero me siento en la confianza de decir con la boca abierta: ¡Yo soy la iglesia! Me cansé de pensar que la iglesia tiene que cambiar, que tiene que abrirse a la gente, que tiene que ir en busca de los perdidos. Yo soy la iglesia, yo iré por ellos.

    En los años que trabajé en el ministerio con jóvenes me irritaban grandemente las interesantes propuestas de los hermanos. Yo creo que deben hacer… Pienso que no están haciendo… Necesito que hagan… No había ni una sola buena idea que no implicara la participación de un tercero, muy lejano al promotor. Es muy fácil ser creativo, lo difícil es convertir las ideas en realidades.

    Me encantaría que la iglesia se mueva, sería muy feliz al ver que nos abrimos al mundo siendo sensibles a nuestra generación, pero si nadie se mueve lo haré yo. ¿Qué hay que hacer? De ser necesario, estoy dispuesto a revolcarme en el lodo con los cerdos, pues no he dudado ni un momento de mi identidad en Cristo. No le temo a la oscuridad, yo soy la luz, no temo a corromperme, yo soy la sal.

    Me cansé de estar sentado esperando mejores tiempos, nada sucede hasta que alguien no comienza a moverse. Si lo que se necesita es un loco que pinche la burbuja aquí estoy yo y tengo la aguja en la mano."

    ¡Gloria a Dios!
    Un abrazo

    ResponderBorrar
  5. Claro que sí Claudio, nosotros, cada uno de nosotros somos Iglesia, y debemos ser Iglesia en cada minuto del día. Un beso ¡¡¡

    ResponderBorrar
  6. Hola Claudio, me encantó leerte. Fuerte el post al igual que el comentario que le dejaste a Nip.
    "Yo soy la iglesia, yo iré por ellos."
    Un abrazote.
    Dios te bendiga!

    ResponderBorrar
  7. Kara, Alicia, hace muchos años cuando hice Cursillo de Cristiandad (de colores) decíamos al egreso: «Cristo y yo, mayoría aplastante!» con la fuerza del Espíritu Santo para la gloria del Señor!
    Un fuerte abrazo
    Fraternalmente,

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.

Entradas más populares de este blog

Te damos gracias, María

El Espíritu es animoso, pero la carne es débil

En la fiesta de los Tabernáculos. Joaquín y Ana poseían la Sabiduría. (El Hombre - Dios)