Por eso...
Paz y bien
Indudablemente, todos debemos morir, pero no todos morimos lo mismo.
Uno ha de vivir de tal forma que cuando muera, lloren los demás y uno pueda reír; triste y trágico sería que cuando al morir uno, las lágrimas fueras propias y las alegrías ajenas.
La nobleza de la vida no está ni en el nacer, ni en el morir, sino en el vivir, en el modo de vivir y en el para que morir. El índice de nuestra vida no lo da el vivir, sino el sentido que sabemos darle a nuestra vida. Por eso en la vida no tenemos que hacer lo que nos agrada, sino lo que más tarde nos agradará haber hecho.
“Yo quisiera” nada hizo; “intentaré” ha hecho grandes cosas; “quiero” hizo milagros. La vida es lucha, pero la lucha es vida. La vida sólo decepciona a quienes no esperan bastante de ella.
Por eso, el verdadero sentido de la vida es “la Vida de la gracia”. Lo explica bien San Juan cuando dice: “Esta es la Vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo”.
“Quien a Dios tiene nada la falta” dice Teresa de Jesús; nosotros repetimos que nada nos asusta estando con Cristo. Como decía el lema de un retiro que hice hace mucho tiempo “Cristo y yo, mayoría aplastante”.
Fraternalmente,
Indudablemente, todos debemos morir, pero no todos morimos lo mismo.
Uno ha de vivir de tal forma que cuando muera, lloren los demás y uno pueda reír; triste y trágico sería que cuando al morir uno, las lágrimas fueras propias y las alegrías ajenas.
La nobleza de la vida no está ni en el nacer, ni en el morir, sino en el vivir, en el modo de vivir y en el para que morir. El índice de nuestra vida no lo da el vivir, sino el sentido que sabemos darle a nuestra vida. Por eso en la vida no tenemos que hacer lo que nos agrada, sino lo que más tarde nos agradará haber hecho.
“Yo quisiera” nada hizo; “intentaré” ha hecho grandes cosas; “quiero” hizo milagros. La vida es lucha, pero la lucha es vida. La vida sólo decepciona a quienes no esperan bastante de ella.
Por eso, el verdadero sentido de la vida es “la Vida de la gracia”. Lo explica bien San Juan cuando dice: “Esta es la Vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo”.
“Quien a Dios tiene nada la falta” dice Teresa de Jesús; nosotros repetimos que nada nos asusta estando con Cristo. Como decía el lema de un retiro que hice hace mucho tiempo “Cristo y yo, mayoría aplastante”.
Fraternalmente,
Cuando se hace y se vive esa experiencia de Cristo, uno se da cuenta de la verdad de las palabras que han salido de la boca de muchos santos.
ResponderBorrarBuf... tu predicación me recuerda a San Pablo y reconforta mucho, francamente. en estos tiempos difíciles, por muchas cosas, cada vez más, tendremos que decidirnos por Cristo con más vehemencia, más entrega, más amor y decisión.
ResponderBorrar¡Danos, Señor, la fuerza de tu Espíritu Santo!
Un abrazo, Claudio.
Hay que Morir bien para poder Vivir mejor.....cada dia en tantas controversias vienen las pequeñas "muertes"...y ahí está el poder de la Gracia para resucitar cada dia .....el ultimo dia, cuando llegue la Hora será comer y cantar si llevamos el ritmo de la Gracia y vivimos en el Tiempo de Dios...El Amado se unirá eternamente con la Amada....el mejor de nuestros dias!.....un abrazo
ResponderBorrarSolo a Él sea el honor y la Gloria, por siempre!
ResponderBorrarPues ese lema de tu retiro, también lo he escuchado yo muchas veces y me gusta mucho.
ResponderBorrarDicen que las personas mueren como han vivido.
Esas palabras y sus consecuencias:"quisiera, intentaré, quiero" me las llevo apuntadas para mi examen.
Muchas gracias, Claudio
Gracias a vos Militos.
ResponderBorrarGloria a Dios!