16 de marzo de 2012

Oh Señor, heme aquí en tu presencia

Como un pobre ante su limosnero, ampárame.

Como un enfermo ante su médico, cúrame.

Como un discípulo ante su maestro, enséñame.

Como una oveja extraviada ante su pastor, hállame.

Como un criado ante su Señor, mándame.

Como un hijo ante su padre, cuídame.

Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda lo que pidas, vuelva hacia ti su rostro y te dé la paz.

¡Suyo es el reino, el poder y la gloria!

1 comentario:

  1. Amen. Claudio, esta Cuaresma me regala una Paz preciosa , y el Espiritu no me abandona.un abrazo

    ResponderBorrar

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.