La vida ¿un juego de naipes?
Paz y bien
Con frecuencia la vida se convierte en un juego de naipes en el que triunfa el as. La diferencia está en que para unos el as mayor es el de oro, para otros el de espada, para no pocos el de bastos y no falta quienes eligen el de copas.
As de oro para los que ponen sus esfuerzos en almacenar riquezas a toda costa y sin reparar en miramientos o en delicadezas de conciencia, que se juzgan puritanas; es de oro el que se piensa se pueden ganar todas las partidas, incluso la partida de la felicidad.
As de espadas para quienes todo lo quieren conseguir con la fuerza, sea de las armas, sea de las leyes políticas o sindicales.
As de bastos para quienes pretender arreglar el mundo a garrotazos, con violencia, con secuestros, con odios, guerras y crímenes.
As de copas para los despreocupados que tratan de ahogar en vino y licores, en fiestas y comilonas los sinsabores diarios, los problemas acuciantes para la sociedad o el vacío que ellos experimentan en su interior por falta de un sentido para la vida.
¿Es eso la vida? ¿Un juego de naipes?
Todos en el fondo tenemos un vacío difícil de llenar, por cualquier razón... y que a veces no intentamos modificar... ir un poco más allá de lo cotidiano, internarnos en el desierto que nos propone Dios, en busca de un silencio de equilibrio.
El desierto es un lugar donde la soledad posibilita el encuentro con uno mismo, y el silencio hace descubrir la simplicidad de la vida. Se pierden los encantos de las apariencias. Estar desnudos nos permite centrarnos en lo esencial, enfocando lo invisible para los ojos: la propia individualidad, el ser único e irrepetible en el mundo, lo transitorio que es la vida y la posibilidad de trascender en la historia.
Cuaresma es el escenario perfecto para evitar que la vida sea un juego de naipes y lograr eso si, que la vida sea el juego de las coincidencias con Dios.
Fraternalmente,
Con frecuencia la vida se convierte en un juego de naipes en el que triunfa el as. La diferencia está en que para unos el as mayor es el de oro, para otros el de espada, para no pocos el de bastos y no falta quienes eligen el de copas.
As de oro para los que ponen sus esfuerzos en almacenar riquezas a toda costa y sin reparar en miramientos o en delicadezas de conciencia, que se juzgan puritanas; es de oro el que se piensa se pueden ganar todas las partidas, incluso la partida de la felicidad.
As de espadas para quienes todo lo quieren conseguir con la fuerza, sea de las armas, sea de las leyes políticas o sindicales.
As de bastos para quienes pretender arreglar el mundo a garrotazos, con violencia, con secuestros, con odios, guerras y crímenes.
As de copas para los despreocupados que tratan de ahogar en vino y licores, en fiestas y comilonas los sinsabores diarios, los problemas acuciantes para la sociedad o el vacío que ellos experimentan en su interior por falta de un sentido para la vida.
¿Es eso la vida? ¿Un juego de naipes?
Todos en el fondo tenemos un vacío difícil de llenar, por cualquier razón... y que a veces no intentamos modificar... ir un poco más allá de lo cotidiano, internarnos en el desierto que nos propone Dios, en busca de un silencio de equilibrio.
El desierto es un lugar donde la soledad posibilita el encuentro con uno mismo, y el silencio hace descubrir la simplicidad de la vida. Se pierden los encantos de las apariencias. Estar desnudos nos permite centrarnos en lo esencial, enfocando lo invisible para los ojos: la propia individualidad, el ser único e irrepetible en el mundo, lo transitorio que es la vida y la posibilidad de trascender en la historia.
Cuaresma es el escenario perfecto para evitar que la vida sea un juego de naipes y lograr eso si, que la vida sea el juego de las coincidencias con Dios.
Fraternalmente,
Que buena reflexion Claudio!!
ResponderBorrarEs cierto que el desierto es el lugar donde mejor se vé lo esencial de nuestra existencia...Unica e irrepetible....Solo es el lugar de encuentro mas real que existe...El nos mira y existimos!!....una Dádiva llena de eternidad.....soy muy privilegiada por haberme dejado llevar hacia esta realidad de Vida y que me lleva a la felicidad desnuda y clara como el Agua....dentro de mi Nace el Manantial...que mas puedo pedir? un abrazo guapo.
El desierto es un lugar donde la soledad posibilita el encuentro con uno mismo, y el silencio hace descubrir la simplicidad de la vida, gracias es una gran verdad si todos tomaramos con ciencia de que el desierto es un lugar de encuentro dónde nos encontramos en ÉL y ÉL se encuentra en nosotros gracias por tu sencillez de compartir muy unidos en oración y un abrazo amigo
ResponderBorrarQue bella reflexión.
ResponderBorrarCreo que solo encontraremos nuestra plenitud con Dios.
DTB!!
SL2!!