Por la fe de ellos
Paz y bien
Entre cuatro se propusieron poner delante de Jesús a un familiar o amigo paralítico. Quizá éste no deseaba tal alboroto, tanto espectáculo, tanta dificultad y tanta incomodidad para él. La fe «de ellos» -de los cuatro, no la del paralítico- es la que lleva a Jesús a obrar el milagro del perdón de sus pecados, y posteriormente su curación física.
Tanto puede la oración y la penitencia de unos para la conversión de los otros... La Virgen dijo a los pastorcitos de Fátima que muchos iban al infierno porque nadie hacía penitencia por ellos. Hay algunos que pueden tener la conciencia tan estropeada que ni siquiera vean la necesidad de convertirse. La Comunión de los Santos -que es una verdad de fe- significa entre otros aspectos que las obras buenas de unos repercuten en los demás.
Si nos quejamos ante las acciones externas escandalosas: injusticias, inmoralidad, corrupción... serán lamentos estériles que no ayudan a resolver los problemas y crean un ambiente de pesimismo. Construir, eso es lo que hemos de hacer: hablando, escribiendo, haciendo lo que esté en nuestra mano. Pero sobre todo rezando y desagraviando.
A veces olvidamos los medios sobrenaturales, y es como poner los bueyes detrás del carro, y así el carro no se mueve. Los santos han hablado en el tono que convenía utilizar, pero sobre todo han hecho mucha penitencia por los pecados ajenos. Cuando se desea que un familiar cambie y se acerque a Dios, lo que se ha de hacer es rezar y ofrecer mortificaciones. Y viendo «la fe de ellos», Dios moverá los corazones.
En nuestro mundo de hoy también existen muchos porteadores de seres humanos enfermos de muy diversos males: físicos, morales, sociales… Cada uno de nosotros podemos abrir esa parte del techo que separa a muchos de Dios y hacer que se produzca el encuentro entre Dios y el ser humano herido de diversos males. ¿Cómo podemos nosotros, frágiles porteadores de fragilidad, abrir esos boquetes en el techo para el encuentro con el Señor?
- Manteniendo la fe en nuestra vida, pase lo que pase. Procurando que la confianza en Dios no se tambalee ante nuestras propias fragilidades. Si yo me debilito otros caerán conmigo. Si yo me hundo otros no llegarán a la meta…
- Con oración y acción. Orar es participar de la intimidad de Dios, saber lo que nos quiere y el cómo nos quiere. Actuar es poner por obra lo que Dios desea para mí y para los demás.
- Llevando la carga del otro sobre uno, no como un pesado fardo de maldad —de pecado— del otro, sino como un apoyo en la debilidad del débil. Ser apoyo para otros significa que tú también tienes que estar apoyado en Alguien; sólo así se puede llevar tanta carga…
Dice la Palabra que el enfermo "tomó su camilla y salió de allí a la vista de todos." Este tomar la camilla bien puede significar asumir el pasado, el propio pasado de sufrimiento y soledad. Los seres humanos tenemos muchas cosas del pasado que nos paralizan, nos acobardan y nos aturden. Son cosas que nos hacen infelices. Tomar el pasado ya curado es mirar lo sucedido sin dolor.
Sólo quien curado asume su pasado puede tomar su camilla y andar por los senderos de Dios. Si antes la camilla —el pasado— era quien sostenía su parálisis, es ahora la vida curada quien mantiene sus recuerdos.
Fraternalmente,
7º Domingo T.O. - B - Marcos 2, 1-12
Entre cuatro se propusieron poner delante de Jesús a un familiar o amigo paralítico. Quizá éste no deseaba tal alboroto, tanto espectáculo, tanta dificultad y tanta incomodidad para él. La fe «de ellos» -de los cuatro, no la del paralítico- es la que lleva a Jesús a obrar el milagro del perdón de sus pecados, y posteriormente su curación física.
Tanto puede la oración y la penitencia de unos para la conversión de los otros... La Virgen dijo a los pastorcitos de Fátima que muchos iban al infierno porque nadie hacía penitencia por ellos. Hay algunos que pueden tener la conciencia tan estropeada que ni siquiera vean la necesidad de convertirse. La Comunión de los Santos -que es una verdad de fe- significa entre otros aspectos que las obras buenas de unos repercuten en los demás.
Si nos quejamos ante las acciones externas escandalosas: injusticias, inmoralidad, corrupción... serán lamentos estériles que no ayudan a resolver los problemas y crean un ambiente de pesimismo. Construir, eso es lo que hemos de hacer: hablando, escribiendo, haciendo lo que esté en nuestra mano. Pero sobre todo rezando y desagraviando.
A veces olvidamos los medios sobrenaturales, y es como poner los bueyes detrás del carro, y así el carro no se mueve. Los santos han hablado en el tono que convenía utilizar, pero sobre todo han hecho mucha penitencia por los pecados ajenos. Cuando se desea que un familiar cambie y se acerque a Dios, lo que se ha de hacer es rezar y ofrecer mortificaciones. Y viendo «la fe de ellos», Dios moverá los corazones.
En nuestro mundo de hoy también existen muchos porteadores de seres humanos enfermos de muy diversos males: físicos, morales, sociales… Cada uno de nosotros podemos abrir esa parte del techo que separa a muchos de Dios y hacer que se produzca el encuentro entre Dios y el ser humano herido de diversos males. ¿Cómo podemos nosotros, frágiles porteadores de fragilidad, abrir esos boquetes en el techo para el encuentro con el Señor?
- Manteniendo la fe en nuestra vida, pase lo que pase. Procurando que la confianza en Dios no se tambalee ante nuestras propias fragilidades. Si yo me debilito otros caerán conmigo. Si yo me hundo otros no llegarán a la meta…
- Con oración y acción. Orar es participar de la intimidad de Dios, saber lo que nos quiere y el cómo nos quiere. Actuar es poner por obra lo que Dios desea para mí y para los demás.
- Llevando la carga del otro sobre uno, no como un pesado fardo de maldad —de pecado— del otro, sino como un apoyo en la debilidad del débil. Ser apoyo para otros significa que tú también tienes que estar apoyado en Alguien; sólo así se puede llevar tanta carga…
Dice la Palabra que el enfermo "tomó su camilla y salió de allí a la vista de todos." Este tomar la camilla bien puede significar asumir el pasado, el propio pasado de sufrimiento y soledad. Los seres humanos tenemos muchas cosas del pasado que nos paralizan, nos acobardan y nos aturden. Son cosas que nos hacen infelices. Tomar el pasado ya curado es mirar lo sucedido sin dolor.
Sólo quien curado asume su pasado puede tomar su camilla y andar por los senderos de Dios. Si antes la camilla —el pasado— era quien sostenía su parálisis, es ahora la vida curada quien mantiene sus recuerdos.
Fraternalmente,
___
Huellas de Jesús Martínez García y Mario Santana Bueno
En eso estoy Claudio...ver y asumir mi pasado como una Gracia y a veces me cuesta porque las tentaciones no cesan..pero sé que me ha curado de las heridas mas dolorosas y ya no es el mismo sufrimiento:todo es gracia.
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