Acusado, condenado, muerto. Traicionado, negado, vendido. Abandonado también de Dios porque sobre Mi estaban los crímenes que había tomado. Me vi más pobre que un mendigo a quien los bandidos hubieran robado. No se me dejó ni siquiera mi vestido con que cubriera mi amoratada desnudez de mártir. Ni siquiera después de muerto dejaron de insultarme y de herirme. Sumergido bajo el fango de todos vuestros pecados, arrojado hasta el fondo tenebroso del dolor, sin más luz del Cielo que respondiese a mi mirada de agonizante, y sin más voz que contestase a mi última súplica...Isaías da la razón de tanto dolor: Verdaderamente El tomo sobre Si nuestros males y cargo nuestros dolores.
Fraternalmente,
†
Dominus Providebit
Publicar un comentario
«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.