“Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos...”
(San Agustín)
Ser misericordioso es volcar un poco de dulzura en el corazón amargado, derramar algo de bálsamo en el ánimo abatido y comunicarle nuevas fuerzas, para ir repechando el camino del deber.
Ser misericordioso es consolar al triste, acompañar al que se halla en soledad, dejar que el prójimo vuelque en nosotros sus preocupaciones, que se desahogue de sus aflicciones y opresiones.
«¿No debías haberte compadecido de tu compañero como yo me compadecí de tí?» (Mateo 18, 33)Los misericordiosos obtendrán también ellos misericordia, encontrarán corazones que los comprendan cuando para ellos les llegue la hora del dolor... hallarán quien les suavice su pena, quien comparta su amargura; y como ellos supieron aliviar la pena de otros... otros aliviarán sus penas...
Fraternalmente,
†
Dominus Providebit
Misericórdia é um dom do Espírito Santo. Se Deus não for Misericordioso ninguém se salvará.
ResponderBorrarDevemos praticar esta virtude todos os dias e a todas as horas porque o Senhor quer que dêmos testemunho de vida e da fé que professamos.