7 de junio de 2012

Cambiar de rumbos

Paz y bien

Lo que hoy me angustia ¿será importante en el futuro? No, por tanto, sigo lo que el corazón me dice y me aquieto. Abro el baúl de los recuerdos y miro cuan poca importancia tiene hoy lo que hace años me estresaba.

Los seres humanos casi siempre sacrifican lo que si vale por lo que no cuenta y dejan de ser seducidos por el tener. Otras veces viven de la imagen y sufren por algo tan vacío: ¿quién en realidad lastima tu espíritu?

Nadie puede hacerlo, sólo lesionan tu ego, tu figura, o eso que llaman el honor o el nombre. En realidad es un embeleco que no trasnocha a los místicos; por eso no dan importancia a lo que dicen de ellos, bueno o malo.

No pierdo, pues, la paz del alma por hechos materiales, por lo que no trasciende. Soy un ser de luz y lo único que debe importarme es amar de verdad y estar en paz unido siempre al Padre.

Muchos males son imputables a estas cuatro plagas: el miedo, el egoísmo, el odio y el orgullo. Me dejan sordo y ciego, me apartan del buen Dios y deterioran al máximo mi vida y mis relaciones.

Por eso mi reto es desenmascarar esos sabotadores de la felicidad, cuidar mi alma y buscar la luz. Ya debo saber que el mayor éxito es el que obtengo sobre mi mismo con disciplina y con Dios en el corazón.

Todo está bien cuando confío, amo, domino los impulsos y evito cóleras inoportunas. Si dedico tiempo a meditar y orar, no tengo las manos atadas y alcanzo un equilibrio envidiable.

¿No es la paz de alma lo que más anhelo? Sí, en ella está esa felicidad que no me ofrece lo material. Por lo mismo, soy un bienaventurado si hoy mismo cambio el rumbo y me centro en amarme, amar y estar sereno, unido a Dios.

Fraternalmente,


___
Huellas de Gonzalo Gallo


† 
Dominus Providebit

Publicar un comentario

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.