La lucha de todos los días

Paz y bien

Hebreos 6, 11-12

Vivimos en tiempos en que es preciso definirse, dar la cara sin actitudes vergonzantes, aunque sin necios alardes. Luchar por defender las ideas en que creemos, palpitar la realidad del mundo en que vivimos, decir que no a las actitudes pasivas o conformistas, a las medias tintas.

Definirse, actuar con rectitud y sin dobleces, más bien con transparencia y decisión: cumplir nuestra actividad sin dramatismo, pero sin miedos inoperantes; dar un testimonio sencillo por sus maneras, pero firmes por su permanencia y definido por su trasparencia.
«Solamente deseamos que cada uno muestre siempre el mismo celo para asegurar el cumplimiento de su esperanza. Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y paciencia heredan las promesas»
Ser las manos que alivian, los ojos que orientan, los brazos que ayudan, las mentes que crean soluciones. Sumergirse en el mundo, para cambiar sus estructuras injustas, creando nuevos ambientes que posibiliten y faciliten la vida del mutuo amor.

Fraternalmente, 



Dominus Providebit

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