6 de mayo de 2012

Sarmientos de la vid


Paz y bien

5º Domingo de Pascua - B - Juan 15, 1-8

La santidad en esta tierra no consiste en la ausencia de tentaciones, sino en tener las fuerzas ordenadas. No consiste incluso en no tener caídas, sino en levantarse siempre. Para la santidad es preciso luchar, esforzarse por hacer el bien, pero tampoco la santidad consiste esencialmente en el esfuerzo. La santidad consiste en estar unido a Cristo por la gracia.

Por el bautismo hemos sido injertados en Cristo, como una rama en una cepa, y ahora somos como sarmientos suyos. Se puede decir que por las venas de nuestra alma circula la vida de Cristo, la vida sobrenatural.

Dios ha querido asociarnos a su vida eterna y feliz, pero es preciso realizar de vez en cuando una poda porque estamos sobrados de egoísmo y de todo lo que eso implica. Quitar ramas secas y hojarasca del hombre viejo para tener más savia joven, vida nueva del Espíritu.

Permanecer en Cristo es mantenerse en constante contacto con El, donde esté: en la Palabra, vida, eucaristía, amor... y dar frutos. Los frutos no son solamente para los que nos rodean. También nuestra cercanía al Señor produce en nosotros abundantes cosechas del amor que Dios nos tiene. Si sembramos bien en nuestro corazón tendremos también frutos en él para repartir a los demás.

Fraternalmente,



Dominus Providebit

2 comentarios:

  1. Que Dios nos conceda no separarnos nunca de El Volver siempre a El que es nuestro todo

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  2. A El la alabanza, el honor y la gloria, por siempre!

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