11 de mayo de 2012

El amor, perfección de Dios


El amor es el olvido del yo.
Henry Frédéric Amiel

Si yo hablara todas las lenguas de los hombres
y de los ángeles y me faltara el amor,
no sería más que bronce que resuena y campana que toca.

Si yo tuviera el don de profecía,
conociendo todas las cosas secretas...
con toda clase de conocimientos,
y tuviera tanta fe como para trasladar los montes,
pero me faltara el amor... nada soy.

Si reparto todo lo que poseo a los pobres
y si entrego hasta mi propio cuerpo... pero no por amor,
sino para recibir alabanzas, de nada me sirve.

El amor es paciente, servicial y sin envidia.
No quiere aparentar ni se hace el importante.
No actúa con bajeza, ni busca su propio interés.
El amor no se deja llevar por la ira,
sino que olvida las ofensas y perdona...
Nunca se alegra del algo injusto
y siempre le agrada la verdad.
El amor disculpa todo;
todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta

El amor, nunca pasará...
Pasarán las profecias, callarán las lenguas...
y cuando llegue lo perfecto... lo imperfecto desaparecerá





Fraternalmente,



Dominus Providebit

1 comentario:

  1. Si comprendiéramos esta gran verdad,
    nuestra vida la viviríamos de otra manera, otros serían nuestros valores.
    ¡Gracias Claudio! Venir hoy a tu
    lindo hogar me ha llenado de paz.
    ¡Bendito sea el Señor!
    Un abrazo en Cristo.

    ResponderBorrar

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.