28 de mayo de 2012

De rodillas

Paz y bien

«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de Dios de los Cielos»... es la primera bienaventuranza que Cristo proclamó en el Sermón de la Montana.

Pobre de espíritu es el sencillo, el humilde, el que no se paga de si mismo, el que está convencido de que depende de los demás, de que él solo no puede enfrentar la vida, que necesita de los otros; por eso es pobre, porque no tiene en sí cuanto necesita, sino que lo espera de los demás.

El orgulloso piensa que él y solo él se satisface, se basta y se sobra... por eso es rico: se tiene a si mismo.

Pero solamente al pobre de espíritu, al que tiene alma de pobre o es pobre de espíritu, se le promete el Reino de los Cielos; el orgulloso conquistará a los hombres; el humilde conquista a Dios; el orgulloso será dueño de la tierra y sus riquezas... el humilde tendrá como herencia el cielo y sus bienes...
Tu poder no está en el número ni tu imperio en los guerreros; eres Dios de los humildes, socorredor de los pequeños, protector de los débiles, defensor de los desanimados, salvador de los desesperados. (Judit 9, 11)
Nunca es más grande el hombre, que de rodillas... no dudes de doblarlas ante tu Dios. En ellas está tu fuerza y la debilidad de Dios

Fraternalmente,

1 comentario:

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