17 de noviembre de 2011

La Virgen María es María de Nazaret


El templo de mi parroquia tiene varias imágenes de la Virgen María: "Asunta a los cielos", "Fátima" y "La Dolorosa o Virgen de los Dolores". Hace poco tiempo se aparece Juan con otra imagen distinta, pidiendo al párroco la entronisara, recibió como respuesta un no cariñoso «por falta de lugar» y una recomendación afectuosa: María de Nazaret, mujer pura y sencilla es la Madre de Dios, es el modelo a seguir.

El sacerdote chileno Alberto Hurtado dice
«María santísima, la más bella criatura... pero su misión no es ser ella el centro del culto, sino llevarnos a Jesús y por El al Padre»
Clarísimo.

Juan Pablo II en su visita a México en el '79 dijo
«Nuestro pueblo tiene muy presente a la Virgen María, la Madre de Dios, la Inmaculada, a María como nuestra madre, sin mancha, sin pecado, virgen pura, reina y señora y bajo muchas advocaciones comunes (Guadalupe, El Carmen, Fátima, Del Valle, Luján, del Rosario, Itatí, Caacupé...). Sus misterios pertenecen a la identidad propia de estos pueblos y caracterizan la piedad popular»
Todo eso y más es la Virgen María. Esa es nuestra fe. Y todo hay que conservarlo. Pero si nos quedamos sólo con esa Virgen María, podemos caer en el peligro de:
  • Divinizar a María y hacer de ella «la cuarta persona de la Santísima Trinidad" ¿No aparece la Virgen María, para algunos, superior a Jesucristo, como si fuera una diosa al lado de Dios?
  • Convertirla en mediadora entre un Dios exigente y altivo y un pueblo que sufre y espera el perdón. Cristo paga a un Dios «bravo» por nuestros pecados y María nos protege contra ese juez implacable e intercede por nosotros ¿No se fomenta en bastantes templos una atención preferencial a la Virgen María sobre Cristo y el Sagrario donde Él está vivo y presente?
  • Quedarnos pasivos admirando a la Virgen, llenando nuestra boca con sus grandezas, que vemos lejanas e inalcanzables para nosotros. En todos esos donde o «gracias» que Dios ha concedido a María, ella es irrepetible, no la podemos «seguir».
Y nos contentamos sólo con admirarla, alabarla, pedirle favores, remedios y pagarle promesas...

Así nos apartamos de lo que está en el origen de nuestra fe, de la fe de las primeras comunidades cristianas, de la fe que nos transmite el Nuevo Testamento. Tenemos que volver a este origen, sobre todo a los evangelios, para comprobar que, para las primeras comunidades cristianas esa Virgen María (la Madre de Dios, la Inmaculada, a María como nuestra madre, sin mancha, sin pecado, virgen pura, reina y señora...) no es otra cosa que María de Nazaret.

Y es así que está a nuestro alcance como la «primera cristiana», «seguidora de Jesús». María de Nazaret nos enseña a ser cristianos, comunidad cristiana, Iglesia, pueblo de Dios.

Ella si que es una llamada, una exigencia para nuestro vivir diario.

Fraternalmente,



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Sobre textos del padre Félix Moracho s.j.

2 comentarios:

  1. Aquí hay infinidad de advocaciones marianas y en la ciudad todos son más devotos de unas o de otras, a veces llegando casi al fanatismo, creyendo que la suya es la autentica, es curiosa la "lucha" entre las dos esperanzas (por ejemplo), la de Triana y la Macarena, para los devotos de cada una, cada una es la "auténtica" María... a veces parecen olvidar precisamente eso , que María es María siempre, la misma, la Madre de Dios, aunque le demos tantos hermosos nombres.
    Para mi María es ejemplo de humildad y sencillez.
    Un abrazo.

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