23 de noviembre de 2011

Una vida de maravillas


Prov. 3, 5 - 12

Si el hombre lleva a Dios consigo, no puede llevarlo tan oculto que no le aparezca; ese Dios íntimo, que penetra hasta lo más recóndito de su ser, debe salir a su exterior.

Y así ese Dios hará que cuando el hombre tome conciencia de las maravillas de su vida, la convierta en una vida de maravillas. 

Maravillas de gracia y de amor; maravillas de generosidad y de entrega; maravillas de donación y de ofrenda; maravillas de consagración y de comunión.

Comunión con Dios y con los demás hombres; comunión con la naturaleza y con todo el cosmos. Con ese cosmos exterior que lo rodea y con ese cosmos íntimo que vive en su interior.

El hombre, así, se habrá convertido en un ser de profundidad, de dimensiones múltiples; así llegará a ser constructor de sí mismo y el hacedor de un nuevo mundo, de un nuevo estado de cosas, en el que reine el orden y la jerarquización de los valores.

Fraternalmente,




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Alfonso Milagro

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