29 de noviembre de 2011

«Alégrense siempre en el Señor»

La carta que San Pablo escribió a la comunidad cristiana de Filipos es personal, íntima y tierna. En si, esta comunidad es la que le demostró -siempre- más cariño, por eso el apóstol les escribe desde la cárcel.

El trozo que elegí de ella, 4, 4-9 me parece especial para este tiempo de espera y reflexión.
Alégrense siempre en el Señor.
Vuelvo a insistir, alégrense.
Que la bondad de ustedes sea conocida
por todos los hombres.
El Señor está cerca.
No se angustien por nada,
y en cualquier circunstancia,
recurran siempre a la oración y a la súplica
acompañada de acción de gracias
para presentar sus peticiones a Dios.
Entonces, la paz de Dios,
que supera todo lo que podemos pensar,
tomará bajo su cuidado los corazones
y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
En fin, hermanos,
todo lo que es verdadero y noble,
todo lo que es justo y puro,
todo lo que amable y digno de honra,
todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza,
debe ser el objeto de sus pensamientos.
Pongan en práctica lo que han aprendido y recibido
lo que han oído y visto en mí,
y el Dios de la paz estará con ustedes.
Fraternalmente,

2 comentarios:

  1. São Paulo aconselha os cristãos a viverem com alegria, partilhando a sua fé com todos os irmãos.

    Cristo virá e Ele salvará todos os que N'Ele depositaram a sua confiança.

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