Revestidos con la sangre del Cordero
Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,
Domingo 2, Tiempo Ordinario, ciclo A - Juan 1, 29-34
¡Qué terrible sería si no tuviéramos el sacramento del perdón, si después de recibir el Bautismo y participar de la vida divina perdiéramos para siempre la amistad con Dios por el pecado mortal! Pero cómo nos conoce Dios y qué bien dispone las cosas para que podamos volver a su amistad perdida! Para eso vino el Verbo a este mundo, para quitar el pecado. Con su entrega en la Cruz mereció la gracia: he aquí el Cordero que quita el pecado del mundo. Pero Dios cuenta con el hombre; Dios sabe que el hombre es libre para hacer el mal, pero por eso mismo es libre para arrepentirse y pedirle perdón a Él, que es a quien se ofende al pecar.
Los cristianos proclamamos que la muerte de Jesús nos ha redimido. Su muerte nos ha salvado. ¿Salvado de qué...? En primer lugar de nosotros mismos, de nuestras limitaciones y pecados. Si las limitaciones espirituales y morales vienen con nosotros, el pecado es la libre aceptación de las mismas.
Cristo borró con su sangre mis pecados personales pero también los de toda la humanidad, de ahí que la mirada del cristiano al mundo parte siempre de la misericordia y la esperanza. El cristiano no se hunde fácilmente porque sabe que el ser humano ha sido comprado a un alto precio. En el fondo de la entrega de Jesús está el inmenso amor con el que Dios nos ama.
Un cristiano puede ser un vago, un ladrón o un mentiroso... y luchará por superarlo con la ayuda de Dios; pero lo que nunca podrá hacer un cristiano es sentirse orgulloso de su mediocridad y de sus pecados. La muerte de Jesús nos recuerda que nuestra vida está llamada a cambiar constantemente para ponerla en el camino de Dios.
Y cambiarla, ponerla en el camino, depende absolutamente de nosotros; hace falta una disposición interior de conversión hacia Dios, de penitencia y reparación, es necesario confesar los pecados al sacerdote y recibir la absolución como elemento esencial de este sacramento; entonces se recibe el perdón de Dios y uno se reconcilia con Él y con la Iglesia. Todos estos elementos son necesarios por nuestra parte para que Dios pueda darnos su perdón. La salvación depende totalmente de Dios, pero en otro orden, depende de nosotros. Por eso insiste tanto san Pablo en que nos dejemos reconciliar por Dios.
Fraternalmente,
____________
Sobre la base de las reflexiones del P. Jesús Martínez García y del P. Mario Santana Bueno
¡Qué terrible sería si no tuviéramos el sacramento del perdón, si después de recibir el Bautismo y participar de la vida divina perdiéramos para siempre la amistad con Dios por el pecado mortal! Pero cómo nos conoce Dios y qué bien dispone las cosas para que podamos volver a su amistad perdida! Para eso vino el Verbo a este mundo, para quitar el pecado. Con su entrega en la Cruz mereció la gracia: he aquí el Cordero que quita el pecado del mundo. Pero Dios cuenta con el hombre; Dios sabe que el hombre es libre para hacer el mal, pero por eso mismo es libre para arrepentirse y pedirle perdón a Él, que es a quien se ofende al pecar.
Los cristianos proclamamos que la muerte de Jesús nos ha redimido. Su muerte nos ha salvado. ¿Salvado de qué...? En primer lugar de nosotros mismos, de nuestras limitaciones y pecados. Si las limitaciones espirituales y morales vienen con nosotros, el pecado es la libre aceptación de las mismas.
Cristo borró con su sangre mis pecados personales pero también los de toda la humanidad, de ahí que la mirada del cristiano al mundo parte siempre de la misericordia y la esperanza. El cristiano no se hunde fácilmente porque sabe que el ser humano ha sido comprado a un alto precio. En el fondo de la entrega de Jesús está el inmenso amor con el que Dios nos ama.
Un cristiano puede ser un vago, un ladrón o un mentiroso... y luchará por superarlo con la ayuda de Dios; pero lo que nunca podrá hacer un cristiano es sentirse orgulloso de su mediocridad y de sus pecados. La muerte de Jesús nos recuerda que nuestra vida está llamada a cambiar constantemente para ponerla en el camino de Dios.
Y cambiarla, ponerla en el camino, depende absolutamente de nosotros; hace falta una disposición interior de conversión hacia Dios, de penitencia y reparación, es necesario confesar los pecados al sacerdote y recibir la absolución como elemento esencial de este sacramento; entonces se recibe el perdón de Dios y uno se reconcilia con Él y con la Iglesia. Todos estos elementos son necesarios por nuestra parte para que Dios pueda darnos su perdón. La salvación depende totalmente de Dios, pero en otro orden, depende de nosotros. Por eso insiste tanto san Pablo en que nos dejemos reconciliar por Dios.
Señor, Tú me esperas, como el padre de la parábola, y deseas mi dolor de amor cuando me alejo de Ti por el pecado para llenarme de tu gracia. Por eso iré a pedirte perdón en este sacramento, porque pedir perdón es una manera de amar, y yo necesito hacerlo con cierta frecuencia, porque sé que soy como una batería de corta duración. Aunque por tu misericordia no te ofenda gravemente, iré porque me esperas para demostrarme tu misericordia, y yo necesito demostrarte mi cariño y recibir tu gracia en este encuentro, precisamente a través de este sacramento.Jesús se entregó por vos y por mí. Estar con Él es descubrir lo más profundo del amor de Dios para todos los seres humanos, en especial a los más pobres y necesitados, y la promesa de la futura vida eterna.
Fraternalmente,
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Sobre la base de las reflexiones del P. Jesús Martínez García y del P. Mario Santana Bueno
gracias por su hermosa reflexión yo en este evangelio de hou me siento invitada a mirarle a ÉL en todo momento he aqui el cordero de Dios el esposo el amado hoy juan nos invita a conocerle y a dejarnos guíar por su espíritu Santo un abrazo y muy unidos en oración mil gracias
ResponderBorrarpues yo, querido Claudio, me siento llamada a ir a la confesión, que buena falta me hace.
ResponderBorrarGracias por este post.
Un abrazo.
Jesús dió la vida por puro amor a nosotros, y no se nos debe de olvidar nunca. Un abrazo ¡¡
ResponderBorrarCada vez que me acerco al sacramento de la confesión me levanto del confesionario con una dicha inmensa , con una paz interior dificil de describir.
ResponderBorrarMuchas gracias por esta reflexión.
Un abrazo
¡Gloria a Dios! Que el Señor las bendiga y unidos en oración!
ResponderBorrarFraternalmente,
Hola Amigo vengo a dejarte un saludito. Anduve esta mañana por tu hermoso blog leyendote y reflexionando luego.
ResponderBorrarTardé un tiempo en sentir en mi corazón que la Eucaristía es el encuentro con Jesús. ¡Gloria a Dios por Su amor!
Deseo que tengas una Semana de bendiciones.
Besotes
"Un cristiano puede ser un vago, un ladrón o un mentiroso... y luchará por superarlo con la ayuda de Dios; pero lo que nunca podrá hacer un cristiano es sentirse orgulloso de su mediocridad y de sus pecados." Doble subrayado, negrita y tamaño 24.
ResponderBorrarAlicia..., hay un tiempo para cada cosa dice la Palabra de Dios; me gustó lo que dijiste. Deseo que el Señor de la Vida te siga bendiciendo y en abundancia.
ResponderBorrarUn beso amiga!
Rafael ¡amén! en negrita y tamaño 24.
Un fuerte abrazo en el Señor y que el Espíritu Santo guíe tus pasos en esta semana y siempre!
no van a creer lo q me paso, yo he estado muy triste por la muerte de mi padre y en medio de mi tristesa le pedi señales para saber como y donde esta.una madrugada senti q me hecharon tierra en la cara pues sentiuna mala presencia, a la madrugada siguiente senti una presion sobre mi cuando abro mis ojos vi tres sombras girando en circulo sobre mi, imaginen el susto, lo q hice fue orar mucho..a los dias me doy cuenta de esta foto de jesus en celu, con la fecha de ese segundo dia de espanto y la hora: 3am.. cuando yo estaba orando. tome el numero de esta fotografia y me salio esta pagina.Q SUCEDE CUAL ES EL MENSAJE PARA MI?? EL ME CUIDA Y ESTUBO CONMIGO Y ME PROTEGIO DEL MAL??
ResponderBorrarRakel no se deje llevar por lo externo, además recuerde que esa hora es muy sospechosa, busque la verdadera Fe que es la Católica. Les recomiendo que busquen en YouTube un video que se llama El Tercer Secreto de Fátima que fue creado por vaticanocatolico.com. También en la página web tienen artículos que explican cómo la Biblia prueba las enseñanzas de la Iglesia católica, la necesidad del sacramento del bautismo para la salvación, los dogmas del Magisterio infalible de la Iglesia católica. Además explican qué le ha ocurrido a la Iglesia católica después del Vaticano II, cómo estamos viviendo la Gran Apostasía profetizada en la Sagrada Escritura y en las profecías católicas. El link del video es el siguiente: El Tercer Secreto de Fátima y el Fin del Mundo
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