La pedagogía de Dios

Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,
«Conviértanse, porque el Reino de los Cielos esta muy cerca» (Mt. 4, 17)
La liturgia propone salir a caminar nuestro apostolado con las pilas cargadas en el intenso misterio de la Navidad que hemos vivido.

La palabra convertirse significa tomar otro camino, pero puede entenderse de distintas maneras; en boca de Juan El Bautista significaba apartense de sus vicios; en boca de Jesús significaba una renovación de toda la vida a partir de un cambio interior, movido por la experiencia de descubrir la misericordia de Dios. Entonces, decir conviértanse es los mismo que decir cambien su vida y su corazón.

Me estoy acordando de la vara de Moisés. Esa, que tenía todo el poder dado por Dios. Toda la vida del desierto uso su vara pastoreando un rebaño de ovejas; sin saberlo durante cuarenta años estuvo haciendo el noviciado para conducir a los demás a la libertad, al cambio a la conversión. Moisés y su vara poderosa...

Dios no desconoce los obstáculos, pero nos capacita para superarlos. No economiza los problemas, sino que nos hace descubrir nuestra vara para vencerlos. Hay muchos que preferirían que Dios suprimiera las adversidades, para no sufrir ni hacer ningún esfuerzo extra; pero la didáctica divina es prepararnos y fortalecernos para vencer toda dificultad en el camino de conversión.

Dios no usa nunca la ley del menor esfuerzo, porque eso conlleva al egoísmo y la falta de carácter, sino que nos da la oportunidad de medir nuestras fuerzas y que nosotros nos demos cuenta que podemos salir victoriosos.

Esta pedagogía divina es maravillosa, porque respeta y valora la persona. Si Dios solucionara de una forma paternalista todos los problemas, esto sería menospreciar las facultades humanas y hacer al hombre inútil e inseguro. El sólo nos ayuda a descubrir la vara de nuestras posibilidades humanas, para que nosotros tengamos el gusto de comprobar que es posible llegar más allá de lo que nos habíamos imaginado.

La pedagogía divina consiste en una educación, o sea ayudar el hombre a extraer la riqueza escondida en su interior: escarbar en el campo de la vida para descubrir la perla preciosa que ha estado allí escondida. Quien encuentra este tesoro, es capaz de vender todo con alegría para tomar posesión del mismo.

Moisés, con su misma vara desgastada por el mango, hizo tambalear todo un poderoso imperio. Todos contamos con nuestra vara de pastor: nuestras capacidades humanas, nuestra profesión... nuestros carismas. Se trata de los dones naturales con los que hemos convivido a lo largo de nuestra vida.

Nadie se embarca en una lucha más dura de aquel que busca vencerse a si mismo. Y esta debería ser nuestra tarea: vencernos, volvernos cada día mejores y progresar siempre más en el bien.

Fraternalmente,




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Con fragmentos de Más allá del Desierto y La Imitación de Cristo


Comentarios

  1. Gracias por este rico compartir si el llamado a la conversión el volvernos a Dios un Dios que vino al mundo un Dios que se hizo hombre un Dios que camina en la historia de cada hombre y hoy nos invita volverno a ÉL volver nuestra mirada a ËL a ese Dios que siempre espera de nosotros y esta en nosotros auque muchas veces lo queremos apagar en nosotros ÉL siempre sale a nuestro encuentro y nos invita a volver gracia muy unidos en oración un abrazo muy fuerte y gracias

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  2. 'Caminar nuestro apostolado con las pilas cargadas...' Nunca había oído esa expresión y me encanta. ¡Cuántas conversiones diarias hacen falta en cada uno!!

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  3. Lourdes, ir más allá es la mejor de las decisiones con la fuerza del Espíritu Santo. Unidos en oración. Un fuerte abrazo.

    Elige, me acuerdo de una expresión que se usaba entre los cursillistas (al menos en Argentina) «Cristo y Yo mayoría aplastante!»
    Un abrazo fuerte.

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  4. Es necesario convertirse, arrepentirse, cambiar de actitud para poder conocer a Cristo.

    Mi buen amigo te dejo un abrazo.
    Dios te bendiga!

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