La unidad en la Palabra de Dios
Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,
En este día tercero de la semana de oración por la unidad se presta atención al aspecto más fundamental de la unidad: la Palabra de Dios comunicada a partir de la enseñanza de los apóstoles.
Leemos en el Consejo Pontificio: «Las oraciones de 2011 para la Semana de oración por la unidad de los cristianos han sido preparadas por los cristianos de Jerusalén, que eligieron el tema de los Hechos 2,42: “Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.” Este tema nos recuerda los orígenes de la primera Iglesia de Jerusalén; invita a la reflexión y a la renovación, a una vuelta a los fundamentos de la fe; invita a recordar el tiempo en que la Iglesia era aún indivisa.
Cuatro elementos se presentan para meditar este tema; fueron características destacadas de la comunidad cristiana primitiva y son esenciales para la vida de toda comunidad cristiana. En primer lugar, los apóstoles transmitieron la Palabra. En segundo lugar, una de las características destacadas de la primera comunidad que creía cuando se reunía, era la comunión fraterna (koinonia). Una tercera característica de la Iglesia primitiva consistía en celebrar la Eucaristía (la “fracción del pan”), en memoria de la Nueva Alianza que Jesús realizó a través sus sufrimientos, su muerte y su resurrección. El cuarto aspecto era la ofrenda de una oración continua. Estos cuatro elementos son los pilares de la vida de la Iglesia y de su unidad.»
La Palabra de hoy, resalta que Jesús atendía a «una gran muchedumbre de Galilea» y también otra mucha gente procedente de otros lugares (Mc 3,7-8) se acercan al Señor. Y Él acoge y procura el bien para todos, sin excepción. Esto lo hemos de tener muy presente durante el octavario de oración para la unidad de los cristianos.
Démonos cuenta de cómo, a lo largo de los siglos, los cristianos nos hemos dividido en católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, y un largo etcétera de confesiones cristianas. Pecado histórico contra una de las notas esenciales de la Iglesia: la unidad.
Pero aterricemos en nuestra realidad eclesial de hoy. La de nuestro obispado, la de nuestra parroquia. La de nuestro grupo cristiano. ¿Somos realmente una sola cosa? ¿Realmente nuestra relación de unidad es motivo de conversión para los alejados de la Iglesia? «Que todos sean uno, para que el mundo crea» (Jn 17,21), ruega Jesús al Padre. Éste es el reto. Que los paganos vean cómo se relaciona un grupo de creyentes, que congregados por el Espíritu Santo en la Iglesia de Cristo tienen un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32-34).
Recordemos que, como fruto de la Eucaristía —a la vez que la unión de cada uno con Jesús— se ha de manifestar la unidad de la Asamblea, ya que nos alimentamos del mismo Pan para ser un solo cuerpo. Por tanto, lo que los sacramentos significan, y la gracia que contienen, exigen de nosotros gestos de comunión hacia los otros. Nuestra conversión es a la unidad trinitaria (lo cual es un don que viene de lo alto) y nuestra tarea santificadora no puede obviar los gestos de comunión, de comprensión, de acogida y de perdón hacia los demás. [1]
En el libro del profeta Ezequiel se lee:
Y nos encontramos así, unidos en oración y a la distancia, poniendo al pié de la Cruz de Jesús todos nuestros deseos de comunión entre todos los cristianos.
Fraternalmente,
_________
[1] Reflexiones al Evangelio del Padre Melcior Querol i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)
Leemos en el Consejo Pontificio: «Las oraciones de 2011 para la Semana de oración por la unidad de los cristianos han sido preparadas por los cristianos de Jerusalén, que eligieron el tema de los Hechos 2,42: “Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles y a la comunión fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.” Este tema nos recuerda los orígenes de la primera Iglesia de Jerusalén; invita a la reflexión y a la renovación, a una vuelta a los fundamentos de la fe; invita a recordar el tiempo en que la Iglesia era aún indivisa.
Cuatro elementos se presentan para meditar este tema; fueron características destacadas de la comunidad cristiana primitiva y son esenciales para la vida de toda comunidad cristiana. En primer lugar, los apóstoles transmitieron la Palabra. En segundo lugar, una de las características destacadas de la primera comunidad que creía cuando se reunía, era la comunión fraterna (koinonia). Una tercera característica de la Iglesia primitiva consistía en celebrar la Eucaristía (la “fracción del pan”), en memoria de la Nueva Alianza que Jesús realizó a través sus sufrimientos, su muerte y su resurrección. El cuarto aspecto era la ofrenda de una oración continua. Estos cuatro elementos son los pilares de la vida de la Iglesia y de su unidad.»
La Palabra de hoy, resalta que Jesús atendía a «una gran muchedumbre de Galilea» y también otra mucha gente procedente de otros lugares (Mc 3,7-8) se acercan al Señor. Y Él acoge y procura el bien para todos, sin excepción. Esto lo hemos de tener muy presente durante el octavario de oración para la unidad de los cristianos.
Démonos cuenta de cómo, a lo largo de los siglos, los cristianos nos hemos dividido en católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, y un largo etcétera de confesiones cristianas. Pecado histórico contra una de las notas esenciales de la Iglesia: la unidad.
Pero aterricemos en nuestra realidad eclesial de hoy. La de nuestro obispado, la de nuestra parroquia. La de nuestro grupo cristiano. ¿Somos realmente una sola cosa? ¿Realmente nuestra relación de unidad es motivo de conversión para los alejados de la Iglesia? «Que todos sean uno, para que el mundo crea» (Jn 17,21), ruega Jesús al Padre. Éste es el reto. Que los paganos vean cómo se relaciona un grupo de creyentes, que congregados por el Espíritu Santo en la Iglesia de Cristo tienen un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32-34).
Recordemos que, como fruto de la Eucaristía —a la vez que la unión de cada uno con Jesús— se ha de manifestar la unidad de la Asamblea, ya que nos alimentamos del mismo Pan para ser un solo cuerpo. Por tanto, lo que los sacramentos significan, y la gracia que contienen, exigen de nosotros gestos de comunión hacia los otros. Nuestra conversión es a la unidad trinitaria (lo cual es un don que viene de lo alto) y nuestra tarea santificadora no puede obviar los gestos de comunión, de comprensión, de acogida y de perdón hacia los demás. [1]
En el libro del profeta Ezequiel se lee:
«Y me dijo: "Hijo de hombre, como lo que se te ofrece; como este rollo y ve luego a hablar a la casa de Israel". Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo, y me dijo: "Hijo de hombre, alimentate y saciate de este rollo que te doy". Lo comí y fue mi boca más dulce que la miel» (3, 1-3)Todos somos invitados a comer el mismo rollo que le ofrecieron comer al profeta. Comer la Palabra de Dios y nutrirnos frecuentemente hace que nos convirtamos en lo que comemos: palabras vivas de Dios, el Cuerpo de Cristo que se debe compartir y partir.
Y nos encontramos así, unidos en oración y a la distancia, poniendo al pié de la Cruz de Jesús todos nuestros deseos de comunión entre todos los cristianos.
Fraternalmente,
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[1] Reflexiones al Evangelio del Padre Melcior Querol i Solà (Ribes de Freser, Girona, España)
Diablo: el que divide.
ResponderBorrarEstás haciendo que viva esta semana de unidad con una mayor implicación que otras veces. Gracias. Un abrazo
ResponderBorrarEs una necesidad que oremos, no es posible, hermanos vs hermanos.
ResponderBorrarBesos.
Gracias por idea. Lo de la fracción del pan es impresionante. A mí me ha dado por pensar en un lema para la unidad de los cristianos que podría ser este:
ResponderBorrarAdoremus in aeternum sanctisimum sacramntum.
¿Puedo pedirle que rece por mí?
Rafael, Angelo, Maria..., gracias a todos, participar hace que el Espíritu de unidad crezca y fortalezca mi camino.
ResponderBorrarDon Javier, buena y santa idea. El Señor bendice las intensiones cuando son del corazón.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
gracias por este compartir todos somos iglesia todos somos hermanos si unamonos a orar por todos y cad uno de nuestros hermanos y en esta semana donde el santo padre el PAPA pide oraciones por la unidas la unión hace la fuerza muy unidos en oración y un abrazo fuerte
ResponderBorrarUnidos muy fuertes en oración Lourdes.
ResponderBorrarUn beso
¡Qué el Amor de Cristo nos una!
ResponderBorrarUn abrazote Amigo, que tengas una santa noche y un feliz despertar.
¡Para alabanza y gloria de su Santo Nombre Alicita!
ResponderBorrarUn beso,
Es que la Palabra de Dios también alimenta, y después, se saborean las cosas de otra manera, saben a miel. Un beso Claudio ¡¡¡
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