Dios vive en el alma del justo, por su gracia
Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,
Bautismo del Señor - Mateo 3, 13 - 17
Por eso, al comienzo del año la Iglesia pone a nuestra consideración el Bautismo del Señor, porque por ese sacramento comenzamos a ser hijos de Dios. Él tiene sus caminos ocultos para dar la gracia a quienes no han oído hablar de Jesucristo ni de su Iglesia, pero lo ordinario es entrar en comunión con Dios recibiendo este sacramento. Para eso lo ha instituido Jesús: "El que crea y se bautice se salvará." (Mc 16,16).
De esta manera entramos a formar parte de la Iglesia y podemos participar en su liturgia dando culto agradable a Dios. Recibir el bautismo es la invitación a tener a Dios siempre presente en nuestra vida. No se refiere a que en determinados momentos esté el Señor presente. La invitación sacramental del bautismo es a descubrir y caminar siempre con el Señor en los senderos de la vida.
Gracias, Señor, porque he tenido la inmensa suerte de haber sido bautizado y moras en mi alma en gracia como en un templo. Sin yo saberlo soy un sagrario viviente, algo santo. Gracias, Señor, porque aunque no me dé cuenta a veces, Tú vives en mí. Perdóname porque en ocasiones no valoro el tesoro más importante que es mi alma en gracia, y me he alejado de Ti. Renuevo ahora las promesas de mi bautismo. Ayúdame con tus gracias concretas para que nunca me separe de Ti y pueda decir que también yo soy un hijo amado del Padre.
Fraternalmente,
______________
Selección de Escritos/ P. Jesús Martinez García
Bautismo del Señor - Mateo 3, 13 - 17
Apenas bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos y vió al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse a Él. (Mt. 3, 16)
Nuestra relación con Dios ha de ser mucho más que un sentimiento, mucho más que un conocimiento de alguien que vive separado de nosotros. Puede ser -es- algo muy íntimo: Dios vive en el alma del justo, por la gracia que Él infunde.
Por la gracia recibimos una participación en la naturaleza divina y somos constituidos en hijos de Dios; y así como comienza a estar en nosotros y puede perderse por el pecado grave, también puede aumentar por la recepción de los sacramentos y las obras buenas. Aumentando en nosotros, somos más hijos de Dios, poseemos más divinidad.
La gracia no es una simple relación de Dios con el hombre, es una donación de algo que nos transforma y diviniza.
Por la gracia recibimos una participación en la naturaleza divina y somos constituidos en hijos de Dios; y así como comienza a estar en nosotros y puede perderse por el pecado grave, también puede aumentar por la recepción de los sacramentos y las obras buenas. Aumentando en nosotros, somos más hijos de Dios, poseemos más divinidad.
La gracia no es una simple relación de Dios con el hombre, es una donación de algo que nos transforma y diviniza.
Por eso, al comienzo del año la Iglesia pone a nuestra consideración el Bautismo del Señor, porque por ese sacramento comenzamos a ser hijos de Dios. Él tiene sus caminos ocultos para dar la gracia a quienes no han oído hablar de Jesucristo ni de su Iglesia, pero lo ordinario es entrar en comunión con Dios recibiendo este sacramento. Para eso lo ha instituido Jesús: "El que crea y se bautice se salvará." (Mc 16,16).
De esta manera entramos a formar parte de la Iglesia y podemos participar en su liturgia dando culto agradable a Dios. Recibir el bautismo es la invitación a tener a Dios siempre presente en nuestra vida. No se refiere a que en determinados momentos esté el Señor presente. La invitación sacramental del bautismo es a descubrir y caminar siempre con el Señor en los senderos de la vida.
Gracias, Señor, porque he tenido la inmensa suerte de haber sido bautizado y moras en mi alma en gracia como en un templo. Sin yo saberlo soy un sagrario viviente, algo santo. Gracias, Señor, porque aunque no me dé cuenta a veces, Tú vives en mí. Perdóname porque en ocasiones no valoro el tesoro más importante que es mi alma en gracia, y me he alejado de Ti. Renuevo ahora las promesas de mi bautismo. Ayúdame con tus gracias concretas para que nunca me separe de Ti y pueda decir que también yo soy un hijo amado del Padre.
Fraternalmente,
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Selección de Escritos/ P. Jesús Martinez García
QUERIDO CLAUDIO,ESTA ORACION ME PARECIO MARAVILLOSA!!!TANTO QUE ME TOME EL ATREVIMIENTO DE PUBLICARLA EN MI BLOG...PERO ESTAMOS TRABAJANDO PARA LA EXTENSION DEL REINO...ESPERO NO TE OFENDAS Y SI ASI ES ,PERDON SEÑOR CLAUDIO,NO LO VOLVERE HACER SIN SU AUTORIZACION.UNIDOS EN EL AMOR A CRISTO JESUS,BUENA SEMANA HNO.
ResponderBorrarJESÚS es la confirmación del PADRE qie nos deja claro quien es su HIJO, y lo confirma en el Bautismo, y recibe el ESPÍRITU SANTO. Y lo señala como el Camino, la Verdad y la Vida.
ResponderBorrarPor eso debemos seguirle y bautizarnos también. Y proclamarlo para que otros lo conozcan y se buaticen.
Nosotros, convertidos a JESÚS, debemos hacer lo mismo, buatizarnos para recibir la complacencia del PADRE y el ESPÍRITU SANTO.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Gracias por tu reflexión es verdad solo el alma justa posee a Dios yo en este evangelio me he quedadocon la pregunta de Juan ¿eres tu quien viene a mi? ÉL siempre viene a nosotros en la euaristía en todo acontecimiento de la vida en un hermano en un jesto y muchos detalle es ÉL ÉL es quien toma la iniciativa que el señor nos permita reconocerle en todo momento un abrazo y muy unidos en oración
ResponderBorrarMe uno a tu oración.
ResponderBorrarClaudio deseo que tengas una Feliz Semana.
Un abrazote
Me uno a tu hermosa oración y repito contigo cada deseo de Dios que contiene.
ResponderBorrarUn abrazo
Me uno a los comentarios anteriores sobre la reflexión y oración en torno al Bautismo de Cristo. Invito a ud. y a sus seguidores del blog a conocer el sitio www.iconossannicolas.blogspot.com en donde a través del arte alabamos al Señor.
ResponderBorrarPide por mi.
ResponderBorrarQDTB
¡Gloria a Dios!
ResponderBorrarUn abrazo a todos, con el corazón