28 de noviembre de 2010

Adviento, tiempo de purificación

Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre!

1º domingo de Adviento - Ciclo A - Mateo 27, 37-44

Este tiempo nos invita a mirar al futuro y nos abre a la esperanza. “La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (CIC 1817)

Y la esperanza lanza un grito de alegría porque sabe bien, en lo más profundo de su esencia, que “la salvación anunciada es la salvación que trae el Señor”. Esa salvación proviene de Dios y no es solamente hechura de manos del hombre, aunque sabe bien que “la virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre” (CIC 1818).

Por eso mismo, desde este sentido profundo de la esperanza misma, sabemos que la promesa es clara, “alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”, pero que se nos exige esfuerzo de cambio personal, una profunda renovación y conversión.

El profeta Baruc grita esperanzado la liberación del pueblo disperso y desterrado. Además invita a Jerusalén a transformarse para recibir a sus hijos que vuelven de la mano de Dios, padre del pueblo y esposo de Jerusalén.

Ese retorno a Jerusalén aparecerá a sus ojos como un “Nuevo Éxodo”, cuya iniciativa está provocado por el mismo Dios, y surgirá un movimiento marcado por la justicia, la paz y la alegría.

Jerusalén es invitada a despojarse de la tristeza y la miseria y engalanarse con los dones de su esposo. Esos dones son la justicia de Dios y el reflejo de su gloria.

Jesús mismo llevará a plenitud la salvación de Dios como anuncio liberador para el hombre. Justamente, así nos lo expresa las palabras de Cristo, el designio del amor de Dios es un don pero al mismo tiempo conlleva una respuesta del hombre, no exenta de conversión y de renovación.

Esta respuesta que Dios exige del mismo hombre se sintetiza magistralmente en toda la predicación del precursor, Juan Bautista. Juan pide a la gente que cambie radicalmente en su interior y debe de “preparar el camino al Señor”.

Juan diseña todo un programa para recibir al salvador y lo expresa en cinco sugerentes expresiones, dibujadas en las profecías de todos los profetas, especialmente de Isaías: “allanar los senderos”, “elevar los valles”, “abajar montes y colinas”, “enderezar lo torcido” e “igualar lo escabroso”.

Allanar los senderos significa recuperar la fidelidad sin fisuras.
Elevar los valles significa salir de nuestros sin-sentidos y la desconfianza.
Abajar montes y colinas significa rebajar ambiciones y arrogancias.
Enderezar lo torcido significa romper las ambigüedades en las que nos movemos.
Igualar lo escabroso significa nivelar con justicia las desigualdades de nuestro mundo.

Juan, el Precursor, nos señala cómo debemos prepararnos para acoger la venida de Cristo desde una actitud coherente y confiada.

¡Ojalá que nuestra oración hoy sea desde el gozo y la esperanza, como lo manifiesta Pablo en su carta a los cristianos de Filipos!

Que la orientación hacia el retorno de Cristo y la consiguiente actitud de estar en camino hacia ese retorno final nos ayude a vivir con esperanza alegre este tiempo del Adviento.

Fraternalmente,

Claudio


Leído en Renati Sunt

5 comentarios:

  1. Gracias por tu compartir es un tiempo de descubrirle ne cada momento de nuestra vida es el momento de no dejarlo pasarÉL siempre viene a nuestro encuentro en cada momento y en cad hora que el señor te bendiga unidos en oración y abrazo

    ResponderBorrar
  2. Debemos preparanos mejor que nunca para esta nueva venida del Niño Jesus...hagamos de cuenta que es nuestra primera vez, y preparemosnos como si fuera nuestro ultimo adviento.
    Rescatemos la figura de nuestra Madre Maria,y pidamos a la Santisima Trinidad, la gracia, de MARIANIZAR EL ADVIENTO,..para poder vivir este tiempo de preparacion al Nacimiento del Salvador, como lo hizo ELLA, desde el momento mismo de la Anunciacion... envolvamos nuestras corazones y nuestras obras, con humildad, modestia y oracion, a la espera del Amado...bendiciones... laura

    ResponderBorrar
  3. Querido Claudio: que este inicio de adviento sea purificante para cada uno de nosotros,y despierte y un gran amor y respeto a la Vida y a nuestra Santa Iglesia.UNIDOS EN CRISTO JESUS.BENDICIONES.

    ResponderBorrar
  4. Claudio te deseo un Feliz y Santo Adviento.
    Un abrazo fraterno

    ResponderBorrar
  5. El discurso de Juan Bautista era facilmente comprensible en su sentido material porque en esa región y en ese tiempo los caminos pasaban por desniveles y quebradas, no así nuestra región de Sta. Fe.
    Rellenar, elevar, abajar, enderezar es un trabajo de mucho empeño tratándose de pensamientos y de conductas.
    La voz de Juan es poderosa porque tiene que superar la inercia del desierto y tiene que perforar la hipocresia de los que se creían justos y santos.
    "El que ha de venir", "El que está entre uds." habla con firmeza para derribar a los poderosos y soberbios, habla con dulzura para llegar al corazón endurecido.
    Por esto la Virgen Maria es la perfecta inspiradora y guia de Adviento.

    ResponderBorrar

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.