Hombres de Dios

Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre!

El Espíritu de Dios que formó a Jesucristo en el seno purísimo de María de Nazareth y que lo guió durante toda su vida hasta que lo exaltó y glorificó, también hoy día continúa formando a Jesucristo en cada cristiano que se abre a sus inspiraciones. Sólo el Divino Espíritu puede hacer de una persona un hombre de Dios, es decir, divinizarlo.

Y esto se nota muy frecuentemente cuando con la conducta de vida, hace que otras personas lleguen a tener una experiencia de Dios; el cristiano que llega a tenerla, se convierte en un profeta del Dios vivo y no puede dejar de proclamarlo aunque las consecuencias sena sufrimientos y persecuciones.

Una vez que una persona ha llegado a ver, oír y hasta tocar a Dios, no puede quedarse callada e indiferente ante tal experiencia divina. Es Dios que se revela a quien quiere, como quiere y donde quiere, como el caso de Nahaman el leproso. Pero Dios también puede ser experimentado cuando una persona narra las maravillas de Dios con entusiasmo, como Pedro el día de Pentecostés.

Muchos cristianos hoy día, al no tener una experiencia de Dios, hablamos con tanta tristeza de El, que parecemos ni más ni menos los discípulos de Emaús, en lo que el mismo Jesús notó la desilusión. Sólo después de haber comido con El y haberlo visto, con ojos abiertos y corazón palpitante fueron portadores de la palabra poderosa para anunciar que estaba vivo El que había muerto.

Así se llega a ser un discípulo de Jesús. Aprender a vivir su vida y enseñar a otros a ser discípulos. La orden de Jesús no fue hacer sólo creyentes sino discípulos. Personas que fueran El mismo en este mundo, su continuación más que su imitación. La gloria de Dios es el hombre vivo según palabras de San Ireneo; esto equivale a decir que la gloria de Dios y su poder omnipotente se puede ver en el hombre sano.
«Vayan y cuenten lo que han visto y oído» (Mt 11, 4)
Fraternalmente,

Claudio


Reflexión de Dario Betancourt

Comentarios

  1. Estimado Claudio:
    Hoy día en la sociedad hay que cambiar la estrategia para que Dios entre en sus vidas, no es suficiente hablar de las Sagradas Escrituras, del Evangelio, hoy tenemos que llegar al corazón del hombre por otros caminos hasta que lleguen al conocimiento de Jesús y como yo soy una convertida se donde quiero llevar al hombre, por su humanidad, sin ella no irá a Dios, este es el reto que hoy tiene la Iglesia y algunos ya lo estamos poniendo en práctica con resultados excelentes, ese nuevo camino sin descuidar la predicación del la Buena Noticia ni al Magisterio de la Iglesia . Hoy somos un gran refuerzo, donde las conversiones son maravillosas.
    Espero encontrar apoyo en usted para tal fin.
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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