18 de enero de 2013

Sencillos y agradecidos


Leo que hay cuatro clase de hombres:
- Aquel que no sabe nada, y no sabe que no sabe nada; es un  ignorante... compadécete de él.

- Aquel que no sabe nada, y sabe que nada sabe; es un sencillo... enséñale lo que tú puedas y él necesite.

- Aquel que sabe, y no sabe que sabe; está... despiértalos.

- Aquel que sabe, y sabe que sabe; es un sabio... imítalo.
Quizá sea lo más difícil el ubicarse uno mismo con equidad y sin engaños en el plano que nos corresponde; pero, aunque sea difícil, no es imposible y, por lo tanto, es una obligación de conciencia, ya que no podemos tenernos ni por más de lo que somos ni por menos de lo que Dios nos ha dado.

Tenerse por más de lo que uno es, es pura soberbia y orgullo despreciable; no reconocer lo que uno en realidad es, constituye un acto de ingratitud para con Dios, que ha depositado en nosotros las cualidades con las que nos ha enriquecido.
«Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes. No presuman de sabios.» (Romanos 12, 16)
No es fácil, pero es posible... y por eso supone no poca santidad.

Paz y bien


1 comentario:

  1. Na fé e na vida espiritual não sabemos quase nada. Não digo simplesmente nada porque sabemos alguma coisa.
    O Espírito Santo ilumina-nos.

    Porem o que sabemos é demasiado pouco. Devemos trabalhar sempre para conhecer mais e amar sobretudo mais.

    Deus é amor

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