Respeto en el amor
"En el principio existía el Verbo,... y el Verbo era Dios... En el Verbo había vida, y la vida era la luz de los hombres... El Verbo era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo... Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros" (Jn 1, 1-10)
El verbo o idea es la palabra mental. Lo que los filósofos griegos llamaron Logos, pensamiento divino, el evangelista Juan lo llama Verbo. Los santos padres desarrollaron este concepto: la imagen intelectual o idea perfecta que el Padre tiene de Sí mismo es otra Persona divina. Y así como la idea se exterioriza en la palabra oral o escrita, la Segunda Persona de la Trinidad se manifestó a los hombres en la naturaleza humana, cuerpo y alma humanos. El Verbo se hizo palabra, se hizo carne, hombre. Es Jesucristo.
No debemos perderlo nunca de vista cuando nos relacionemos con Él en la oración, y sobre todo en la Eucaristía. Jesucristo, Dios, es muy cercano a nosotros, pero tenemos el peligro de perderle el respeto. Si en toda relación de amor humana, el amor presupone el respeto a la otra persona y su dignidad, y respetar el tipo de relación que existe entre ellas (y por eso son distintas las manifestaciones de cariño entre los amigos, los hermanos o los esposos); con Dios también hay unas reglas de juego, para que sea verdadero el amor. Así veían a Jesús en Palestina sus coetáneos: un hombre amable y cercano, pero la vez le tenían gran respeto, porque un halo de misterio le envolvía. No era un mero hombre.
La oración cristiana se teje con cuatro hilos: adorar, dar gracias, pedir perdón y pedir cosas, que, lógicamente, están presentes en el modo de orar más perfecto, en la Santa Misa. Cuando no se tiene presente la adoración, sabiendo que nos dirigimos a Dios, se acabará perdiendo el sentido de lo sagrado, del misterio. Y finalmente no irá a Misa: por acercarse tanto al altar sin fervor, por tomar la Eucaristía en la mano sin reverencia, por pensar que Jesús es uno más, se acaba pensando que la Misa no es más que una cena entre hombres.
No debemos perderlo nunca de vista cuando nos relacionemos con Él en la oración, y sobre todo en la Eucaristía. Jesucristo, Dios, es muy cercano a nosotros, pero tenemos el peligro de perderle el respeto. Si en toda relación de amor humana, el amor presupone el respeto a la otra persona y su dignidad, y respetar el tipo de relación que existe entre ellas (y por eso son distintas las manifestaciones de cariño entre los amigos, los hermanos o los esposos); con Dios también hay unas reglas de juego, para que sea verdadero el amor. Así veían a Jesús en Palestina sus coetáneos: un hombre amable y cercano, pero la vez le tenían gran respeto, porque un halo de misterio le envolvía. No era un mero hombre.
La oración cristiana se teje con cuatro hilos: adorar, dar gracias, pedir perdón y pedir cosas, que, lógicamente, están presentes en el modo de orar más perfecto, en la Santa Misa. Cuando no se tiene presente la adoración, sabiendo que nos dirigimos a Dios, se acabará perdiendo el sentido de lo sagrado, del misterio. Y finalmente no irá a Misa: por acercarse tanto al altar sin fervor, por tomar la Eucaristía en la mano sin reverencia, por pensar que Jesús es uno más, se acaba pensando que la Misa no es más que una cena entre hombres.
Jesús, luz que ilumina a cada hombre que viene a la tierra, que eres Dios entre nosotros, ayúdame a verte así. Que no me acostumbre a tratarte, que siempre te vea como quien eres realmente.
Paz y bien
Fuente: Obras de Jesús Martínez García
...i o Verbo se fez Homem e habitou entre nós...
ResponderBorrarEle é amor e porque nos ama veio habitar connosco.
Ele recebeu os que O que visitaram e os encheu do Espírito Santo
Feliz Año Nuevo, Que como los sabios de oriente, tambien nosotros nos pongamos siempre en camino para encontrarnos con nuestro SEñor. Y que como hoy nos dice, que nunca perdamos el respeto a lo sagrado,al Dios que se hace presente en la humildad. Gracias y Bendiciones.
ResponderBorrarOjala sepamos respetarnos a nosotros mismos y nuestras convicciones para saber respetar y amar a los demas
ResponderBorrarElverdadero AMOR en su forma espiritual no distingue hermanos, esposos, amigos es simpelmente AMOR y para con todos va hacer el bien y mostrar nuestra mejor disponibilidad.
ResponderBorrarLa expresión física de amor, esta es a los diferentes miembros de la sociedad en la que nos hayamos inmersos. Este amor si varía y en el debe prevalecer el respeto a la otra persona y a los demás, queda implicita la dignidad de cada uno, Aunque estas relaciones son de mayor o menor intimidad y varían las reglas de juego viene igualmente marcadas por las espirituales, sobrepasar la línea de alguna de estas relaciones es parafraseando a Wilde, entre un hombre y una mujer no pueda existir amistad o hay aamor o pasión u odio.