21 de diciembre de 2011

Roca inconmovible

Paz y bien!

1 Pe. 5, 8

El hombre de fe es una roca inconmovible, una fortaleza inexpugnable. La fe es una luz que surge en las tinieblas; da dimensión exacta a todo y lo cromatiza con colores auténticos: los colores de la gracia. La fe es una saber que Cristo vendrá para decir la palabra definitiva en la historia del hombre y del mundo. Es una búsqueda continua, que alienta con sus hallazgos a seguir buscando.


La fe es una seguridad humilde y temblorosa; un sumergirse dulce y escalofriante en el regazo invisible de una gran Padre, que es Dios. La fe es un trasplante de ojos, por el que penetra, en nuestra débil mirada, la comprensiva visión de un Dios de bondad.

Pablo VI decía «La fe vivida se transforma en luz, amada, se convierte en fuerza; meditada se vuelve espíritu.»

De nada sirve que tengamos fe si no nos comprometemos con ella y comprometerse con la fe es comprometerse con las nuevas y honestas transformaciones del mundo de hoy.

Y el adviento es el tiempo que nos regala el Señor para que nuestra fe sea luz, fuerza y espíritu.

Fraternalmente,

2 comentarios:

  1. Ter fé não ´se compra nem se cultiva nas ruas de pedra nem nos campos desertos onde crescem outras plantas.

    A Fé é uma Luz que Deus nos dá e que devemos alimentar acesa.

    Que neste Natal as pessoas tomem consciência dessa Luz que brilha para lá do nosso interior e que fomos deixando apagar ...

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  2. Que assim seja amigo Luis.

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