3 de diciembre de 2011

Línea recta


1 Jn 3, 18-19
La línea recta..., seguir la recta. Vivir en la línea recta no resultará fácil, pero es un deber.

No resultará fácil: vivir sin declinar a la derecha o a la izquierda; sin hacer caso de los comentarios que lleguen a nuestros oídos, sean favorables, sean adversos; sin dejarse llevar por los ejemplos que otros nos presenten; sin dejarse absorber por la fuerza de los ambientes; sin fijarse en demasía en lo que hacen otras personas; esto será vivir en la línea recta y no declinar ni a derecha ni a izquierda.

Oportunidades, conveniencias, utilidades, medros, ascensos y cien y mil cosas más suelen confabularse para que no vivamos en la línea de la rectitud.

Y solemos ser nosotros mismos los que más nos esforzamos por explicarnos a nosotros y a los demás que los caminos torcidos, que seguimos, son en realidad rectos.

Pero hay dos a quienes nunca podremos engañar: nuestra propia conciencia y Dios. Son ellos los que trazan la línea recta de nuestra vida.

Fraternalmente,




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Con Alfonso Milagro

1 comentario:

  1. Leído así... parece hasta fácil... pero luego en el día a día ...¡cuantos tropiezos!...
    Un abrazo.

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