Hombres de Dios
Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre! El Espíritu de Dios que formó a Jesucristo en el seno purísimo de María de Nazareth y que lo guió durante toda su vida hasta que lo exaltó y glorificó, también hoy día continúa formando a Jesucristo en cada cristiano que se abre a sus inspiraciones. Sólo el Divino Espíritu puede hacer de una persona un hombre de Dios, es decir, divinizarlo. Y esto se nota muy frecuentemente cuando con la conducta de vida, hace que otras personas lleguen a tener una experiencia de Dios; el cristiano que llega a tenerla, se convierte en un profeta del Dios vivo y no puede dejar de proclamarlo aunque las consecuencias sena sufrimientos y persecuciones. Una vez que una persona ha llegado a ver, oír y hasta tocar a Dios, no puede quedarse callada e indiferente ante tal experiencia divina. Es Dios que se revela a quien quiere, como quiere y donde quiere, como el caso de Nahaman el leproso. Pero Dios también puede ser experimentado cuando una persona narra