26 de abril de 2010

Perseverancia

¿Cómo se hace para perseverar? Perseverar significa mantenerse en el mismo fervor con que se termina un retiro, es como mantenerse en equilibrio sobre una bicicleta que no se mueve. Y esto es muy difícil. La verdadera perseverancia significa progreso, avance, vida. ¿Cómo perseverar en el verdadero sentido de la palabra? Viviendo la palabra del Señor "Mantente en mi presencia y serás perfecto" (Gn. 17,1)

Que todo, a lo largo de nuestra vida, consista en hacer mística. ¿Qué es mística? Mística viene de misterio. Misterio no es el límite del conocimiento. Es lo ilimitado del conocimiento. Conocer más y más, entrar en comunión cada vez más profunda con la realidad que nos envuelve, ir más allá de cualquier horizonte y hacer la experiencia del misterio.

Mantengámonos en el misterio de que estamos llenos de Dios, de la fuente que nos anima; y en el misterio de que los demás están llenos de Dios y de Cristo que nos estimula a todos. El nos da la originalidad de esta misión propia, de este estilo propio, de esta manera de ser propia. Vivamos en Dios, en el medio divino de todas las cosas.

En la mañana, antes de lanzarnos a la jornada, sería preciso tener algunos minutos para retomar la conciencia de este misterio y no vivir como descerebrados, con la nariz pegada al muro de los acontecimientos. Todo viene de las profundidades de Dios. Porque Dios es una fuente permanente de generosidad que se comparte.

El misterio de Dios es un misterio de relación de las personas divinas una en la otra. La primera persona llama, por lo tanto la segunda persona recibe y vuelve a darse y juntas pasan a ser ramillete de gloria y alegría que es su aliento mezclado, el Espíritu Santo. Su aura y su ternura intercambiadas van a lanzarlas en la aventura de la creación, en la cual uno de los elementos del cosmos va a tener algo de lo profundo de Dios, así como el niño recibe de sus padres lo que va a constituirlo, así como la casa que va a ser construida por el esposo es organizada y dispuesta por la esposa.

Subyacente siempre está Dios con su creación. Seguramente ella no llega siempre a lo que el sueña, pero él está dentro y no abandona el juego. A nosotros nos toca jugar con él, juntos, en este misterio de la alianza. Así mantenemos nuestra estabilidad en él, y dondequiera que vayamos progresamos y perseveramos porque vivimos y avanzamos con Dios, al paso de él.

Bendiciones,


Salvación Constante, F. Callerand

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