21 de abril de 2010

Examínenlo todo, retengan lo bueno (1 Ts 5, 19-21)

Mucho más fácil es dejar llevar por la costumbre que ser diferente. Ser diferente no significa ser raro, sino, al contrario, es ser uno mismo. A propósito, es el mismo Espíritu Santo quien nos promueve a la plenitud de nuestro "ser". Mientras que el entorno donde nos movemos a menudo nos limita, o nos recorta la personalidad, o al menos procura dificultarnos las cosas.

Sólo Dios es nuestra verdadera libertad (Ga 5,1)

Que parezca fácil dejarse llevar no detiene la propuesta del Señor, y no es que nos venga a complicar, sino que nos ofrece los mejor, una vida plena, inspirada y animada por Amor. Nos lleva al máximo total. Si vivir en el Espíritu luce más riesgoso que aferrarse a esquemas ya hechos, no debe atemorizarnos si las confundimos con mociones propias; es, en rigor, nuestra única alternativa en el Señor. ¿De que otra manera vamos a vivir? ¿Conducidos por el mundo, por el gusto de cosas que no alcanzan a saciarnos o conducidos por el Espíritu de Dios? (Ga 5,16)

Así pues, estas mismas cosas son claras para los que andan según el mismo Espíritu y no entendidas por los demás (Rm 8,5), porque ocuparse del Espíritu Santo es tener vida y paz (Rm 8,6)

Con todo, la recomendación a los tesalonicenses sigue en plena vigencia "no apaguen, no extingan, no sofoquen, no ahoguen el fuego del Espíritu". Estemos bien atentos al Señor. El nos acompaña continuamente, con todos sus dones y desparramando carismas en su Iglesia para edificación de todos.

Por último, andar en el Espíritu es reconciliación , en vez de rencor. Es paz, en vez de violencia; es luz en vez de tinieblas; es verdad en lugar de mentiras o dobles mensajes; es honestidad en vez de hipocresía; es valor en lugar de cobardía; es fe en lugar de dudas; esperanza contra toda desesperanza y, finalmente, un amor a roda prueba que vence al mal en todas sus formas.

Donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad (2 Co 3,17; Rm 8,21)

Bendiciones,



Fuente: RCC, revista Resurrección

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