26 de diciembre de 2010

Sagrada Familia, dos prófugos y la vida

Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre!

Fiesta de la Sagrada Familia, ciclo A, San Mateo 2, 13-15; 19-23

Es todavía de noche cuando la Sagrada Familia sale de Belén nada menos que hacia el lejano Egipto, pero José está acostumbrado a obedecer a Dios y lo hace con prontitud. José no inquiere sobre las razones que puede tener Dios para ordenar ese viaje, porque Dios siempre sabe más. Obedeciendo a Dios el hombre no se equivoca nunca. Sólo se equivoca cuando el príncipe de la mentira distorsiona la realidad y hace que se vean con aparente claridad cosas que no son verdad.

Son dos prófugos que han huido para que Él siguiera viviendo. Clima distinto, país diferente, costumbres raras, en medio de una gente que no los conoce y que no deja de desconfiar de quienes han huido y son desconocidos. En aquella época Egipto era un país idólatra, tirano y enemigo de Israel, pero allí se pueden refugiar por un tiempo para salvar al que nos salva. Bendita obediencia que descomplica el alma y hace que el hombre tenga una especial confianza con Dios.

El sacrificio que comporta ponerse en marcha -o lo que sea- cuando Dios lo pide traerá en seguida el gozo. Sin él saberlo, se están cumpliendo las Escrituras sagradas (de Egipto llamé a mi hijo). No conoce hasta cuándo tienen que estar allí. De momento está viviendo donde Dios quiere, como Dios quiere, con quien Dios quiere, hasta que Dios quiera. Procurando trabajar y entablar amistades, santificando lo que tiene en esos momentos entre manos. Porque ahí le espera Dios.

Hoy nosotros tenemos muchos «egiptos» a los que huir y donde escondernos. Son esas estaciones de la vida que una y otra vez nos alejan del camino del Señor. Huimos a los egiptos interiores porque pensamos que la vida diaria no nos ofrece seguridades para sobrevivir. Los egiptos de hoy se llaman de mil maneras; el cielo sólo es uno pero los infiernos son muchos. Cada persona tiene sus propios infiernos. El recorrido de nuestra vida pasa una y otra vez por ir desde el Señor a nuestros egiptos que encontramos como aparente refugio del que tenemos que regresar.

El Evangelio de hoy es una lección de humildad, de resignación y de buena armonía, sobre todo para las familias cristianas en este particular y doloroso momento de la historia, como dice el tango «Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclado la vida y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia contra un calefón...»

Cuando se ama la voluntad de Dios se es muy feliz. La imaginación -movida por la vanidad- puede sugerir que en otro lugar o con otras personas seríamos más felices o más eficaces. Pero no hay que esperar al día de mañana o a que cambien las circunstancias para servir a Dios. Ahora es cuando Dios nos espera. Entonces se cumplirán las palabras de Dios y estaremos escribiendo una historia humana que será a la vez historia santa, en medio de la vida corriente.

Fraternalmente,


4 comentarios:

  1. GRACIAS Claudio que el Señor te bendiga siempre y eilumine a toda tu familia por el camino de la paz que el señor sea siempre vuestro guia y vuestro maestro que ÉL los colme de bendiciones a ti y toda vuestra femilia y seais un pqueño hogar de nazaret muy unidos en oración y un abrazo muy fuerte para ti y todos los suyos

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  2. ¡Que hermoso lo que decís Lourdes!
    Deseo para vos y tu familia todas las bendiciones de Dios y la eterna compañía de nuestra Madre María!
    Unidos en oración

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  3. Don Claudio: Gracias por su visita que me ha hecho llegar hasta aquí. ¡Feliz Navidad!

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  4. Feliz Navidad don Javier!
    Bendiciones!

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