Yo quiero amor...
Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre!
Leemos en Mateo 9, 13, que el mismo Jesús nos dice: «Aprendan lo que significa esta palabra de Dios: "yo no le pido ofrendas sino que tengan compasión". Pues no vine a llamar a hombres perfectos sino a pecadores.». El maestro tiene que continuar enseñando, pero el aprender, también es algo de nuestra parte que tampoco debemos considerar terminado. Dice el Señor, que aprendamos lo que significa. Hagámoslo.
En el libro del Deuteronomio podemos ver enseñanzas respecto a los mandamientos de Dios y el cómo se han de transmitir de generación en generación, porque nuestros hijos nos preguntarán su significado. La Palabra de Dios, es muy concreta en cuanto al significado de la Ley.
Lo mismo pasa con las señales visibles en el marco de la liturgia y el contexto de la historia de la salvación, donde el sacrificio explica su razón de ser y su utilidad para el plan de salvación. Tal vez, el pueblo de Dios no alcanza a comprender algunos significados frente a señales que se nos presentan día a día y que es lo que Dios quiere que hagamos exactamente.
Sin embargo, Jesús nos recuerda que el eje de nuestra fe es la misericordia, un amor sensible, maduro, notable, genuino, reflejo de la experiencia íntima en la oración personal. No será la mucha actividad, aunque no la excluye, ni una función determinada en el servicio de la Iglesia, sino el cómo amemos al modo de Dios.
Al Señor no le importó ganar una conversación teológica, ni prevalecer sobre la autoridad romana, ni siquiera triunfar evitando el dolor. El vino a amarnos y lo logró, y continúa amándome, amándote y espera que entendamos el significado de su Palabra de una vez: yo quiero amor...
Fraternalmente,
Claudio
«Porque yo quiero amor, no sacrificios, y conocimiento de Dios más que víctimas consumidas por el fuego» (Os 6, 6)El profeta Oseas hablando en nombre de Dios, da a conocer su voluntad; no se trata de las cosas exteriores -aunque son necesarias- sino una vida que refleje una fe auténtica en Jesucristo resucitado. Este mensaje de Dios que nos llega desde el Antiguo Testamento permanece vigente.
Leemos en Mateo 9, 13, que el mismo Jesús nos dice: «Aprendan lo que significa esta palabra de Dios: "yo no le pido ofrendas sino que tengan compasión". Pues no vine a llamar a hombres perfectos sino a pecadores.». El maestro tiene que continuar enseñando, pero el aprender, también es algo de nuestra parte que tampoco debemos considerar terminado. Dice el Señor, que aprendamos lo que significa. Hagámoslo.
En el libro del Deuteronomio podemos ver enseñanzas respecto a los mandamientos de Dios y el cómo se han de transmitir de generación en generación, porque nuestros hijos nos preguntarán su significado. La Palabra de Dios, es muy concreta en cuanto al significado de la Ley.
Lo mismo pasa con las señales visibles en el marco de la liturgia y el contexto de la historia de la salvación, donde el sacrificio explica su razón de ser y su utilidad para el plan de salvación. Tal vez, el pueblo de Dios no alcanza a comprender algunos significados frente a señales que se nos presentan día a día y que es lo que Dios quiere que hagamos exactamente.
Sin embargo, Jesús nos recuerda que el eje de nuestra fe es la misericordia, un amor sensible, maduro, notable, genuino, reflejo de la experiencia íntima en la oración personal. No será la mucha actividad, aunque no la excluye, ni una función determinada en el servicio de la Iglesia, sino el cómo amemos al modo de Dios.
Al Señor no le importó ganar una conversación teológica, ni prevalecer sobre la autoridad romana, ni siquiera triunfar evitando el dolor. El vino a amarnos y lo logró, y continúa amándome, amándote y espera que entendamos el significado de su Palabra de una vez: yo quiero amor...
Fraternalmente,
Claudio
Yo también lo quiero, y también saber darlo. QDTB
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