Cuanto de Dios y cuanto de bestia tiene el hombre
En una de las tantas discusiones que tuvo Jesús con los del sanedrin les recordó las palabras del profeta Miqueas "Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: Tan sólo que practiques la justicia, que sepas amar y te portes humildemente ante tu Dios"
A veces, nos encontramos con personas que hablan de la voluntad de Dios, de que quieren cumplir la voluntad de Dios en sus vidas. Lo desean sinceramente. Y se queda uno con la impresión de que es como si Dios tuviese un plan detallado de lo que cada uno de nosotros debe hacer en su vida.
En ese razonamiento, no se trataría solo de que Dios tiene ya pensada nuestra vocación concreta, sino que incluso va más allá: que detalla lo que tenemos que hacer minuto a minuto en nuestra vida, lo que tendríamos que hacer hoy y mañana y pasado para ser fieles a su voluntad. Lo nuestro no sería más que ir cumpliendo con ese plan detallado. Para eso hay que discernir y preguntarse continuamente qué es lo que Dios quiere que haga. Acertar es todo un desafío.
No es así. No puede ser así. Porque si así fuese, ¿dónde quedaría nuestra libertad? La verdad es que Dios nos ha hecho libres, el mayor donde que hemos recibido, para que vayamos tomando nuestras decisiones, para que asumamos también el riesgo de equivocarnos. Entonces, ¿en qué consiste hacer la voluntad de Dios? También sencillo: vamos a creer en su voluntad de salvarnos, en su deseo de que vivamos en fraternidad en el Reino, como hijos e hijas suyos. Concretar eso en nuestras vidas y en nuestra situación concreta es ya nuestra responsabilidad. Y en ese camino, con nosotros, acompañándonos, está Jesús, el pan de vida.
Es decir, Dios nos hizo libres. Ayer en el canal de Youtube El Despertar en un reportaje al antropólogo Josep María Fericgla, el tema era "cuanto de Dios y cuanto de bestia tiene el hombre" precisamente porque la diferencia está -entre otras cosas- en el libre albedrío.
Esa fue y es la disyuntiva del hombre "Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento; reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. " (Proverbios 3:5-6)
Un día, hablando con mi amigo el padre Bruno (osm), me dijo «Yo no oro para que Dios haga mi voluntad, sino para que Dios me permita comprender la suya en mi vida.»
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Fuentes; Evangelio según San Juan 6,35-40 | Fernando Torres, Ciudad Redonda
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