8 de febrero de 2013

Peldaños


Un día más pasado en la virtud y un paso más hacia Dios.

Cuando escuché esa frase, había tenido un día lleno de amarguras, de dificultades de todo tipo, de pruebas íntimas, obstáculos interiores... como si Job se hubiera metido en mi.

Pero me había esforzado para permanecer fiel a mi conciencia, a mis convicciones, a mi deber. Por eso, cuando escuché esa frase “Un día más pasado en la virtud, es un paso más hacia Dios”, no pude menos de sentir la sensación suave de la caricia de Dios en mi espíritu.

Y las penas se disiparon, la turbación se serenó, la amargura se hizo dulce y la intranquilidad se calmó.
El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro. El que comete el pecado comete también la iniquidad, porque el pecado es la iniquidad. Pero ustedes saben que él se manifestó para quitar el pecado, y que él no tiene pecado. El que permanece en él, no peca, y el que peca no lo ha visto ni lo ha conocido. (1 Jn 3, 3-6)
Porque acercarse a Dios es todo eso: serenidad, dulzura, paz.

Fraternalmente, paz y bien.

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