27 de junio de 2012

Amar lisa y llanamente...

Paz y bien
Juan 13, 20

¿Estás dispuesto a colocar la felicidad de los otros por encima de la tuya, a buscar la felicidad de los otros antes que la tuya? ¿Eres capaz de ir más allá, procurando la felicidad de los que te rodean, aún a costa de la tuya?

Aceptar a los otros no es otra cosa que cederles un lugarcito en nuestro corazón; pero para cederles un lugar es preciso arrinconar algunas cosas nuestras, nuestros propios sentimientos y conveniencias.
«Les aseguro que el que recibe al que yo envíe, me recibe a mi, y el que me recibe, recibe al que me envió»
Todo esto es lisa y llanamente amar; y, en consecuencia, amar es negarse a si mismo, olvidarse de si, inmolarse, sacrificarse... amar en resumidas cuentas, no es otra cosa que sufrir por la persona que uno ama...

Fraternalmente,



Dominus Providebit

26 de junio de 2012

La lucha de todos los días

Paz y bien

Hebreos 6, 11-12

Vivimos en tiempos en que es preciso definirse, dar la cara sin actitudes vergonzantes, aunque sin necios alardes. Luchar por defender las ideas en que creemos, palpitar la realidad del mundo en que vivimos, decir que no a las actitudes pasivas o conformistas, a las medias tintas.

Definirse, actuar con rectitud y sin dobleces, más bien con transparencia y decisión: cumplir nuestra actividad sin dramatismo, pero sin miedos inoperantes; dar un testimonio sencillo por sus maneras, pero firmes por su permanencia y definido por su trasparencia.
«Solamente deseamos que cada uno muestre siempre el mismo celo para asegurar el cumplimiento de su esperanza. Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y paciencia heredan las promesas»
Ser las manos que alivian, los ojos que orientan, los brazos que ayudan, las mentes que crean soluciones. Sumergirse en el mundo, para cambiar sus estructuras injustas, creando nuevos ambientes que posibiliten y faciliten la vida del mutuo amor.

Fraternalmente, 



Dominus Providebit

25 de junio de 2012

Saber adonde ir

Paz y bien
1 Tes. 5, 23

Ser un hombre íntegro es una meta que todos quisiéramos alcanzar, y es que la integridad supone un proceso de evolución que ya se ha recorrido antes de llegar a ella.

La integridad es el equilibrio de la autenticidad; el hombre íntegro, el hombre que tiene una personalidad definida y recia, es aquel que sabiendo bien lo que debe hacer, y saliéndole desde adentro, no se deja llevar por las fluctuaciones circunstanciales.

Ser íntegro es no solamente caminar, sino caminar sabiendo hacia donde se va; al fin y al cabo, cuando un hombre sabe adonde va, el mundo se aparta para darle paso.
«Que el propio Dios de la paz los santifique llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor»
Ser íntegro es potenciar nuestra personalidad poniéndola al servicio de los demás, pero viendo en ellos la imagen de Cristo, que nos lleva a Dios.

Fraternalmente,



Dominus Providebit

24 de junio de 2012

Primo y precursor


Paz y bien

Nacimiento de San Juan Buatista

San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.

Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).

Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos.

Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel



Dominus Providebit

23 de junio de 2012

Jesús, modelo de piedad mariana

Paz y bien

Jesús era Él mismo el modelo de los hijos. No busquen, por lo tanto, donde nació la devoción a María. Ella tuvo su origen en la primera sonrisa del Niño-Dios, respondiendo a la primera sonrisa de María, inclinada sobre el pesebre. Esta devoción creció de día en día, con cada caricia de María, con cada una de las delicadezas que Ella no cesó de prodigalizar al Niño Jesús, a Jesús adolescente, a Jesús hombre y, finalmente, a Jesús agonizante sobre el madero.

¿Por ventura creen que el Salvador haya hecho esfuerzos por disimular sus sentimientos hacia Ella? Dado que seguramente Él los manifestó, porque nos debía dar ejemplo en este como en todos los puntos, digamos más. Puesto que Él se complacía en hacerlos conocer, ¿piensan que sus discípulos tomarían una actitud de desdén o de indiferencia en relación a esta Madre, a la que ellos veían tratada con tanta reverencia y afecto?

No indaguen más en qué justos límites la devoción mariana se debe contener. He aquí su regla, su medida. Amen a María, si puede ser, tanto cuanto Jesús la amó. Sí, el modelo de la piedad en relación a la Bienaventurada Virgen es el propio Hijo de Dios. Su ejemplo nos dicta nuestro deber.

Fraternalmente,




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Fuente: Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima - España


Dominus Providebit

22 de junio de 2012

Donde Dios nos aguarda


Creador sempiterno de las cosas,
que gobiernas las noches y los días,
y, alternando la luz y las tinieblas,
alivias el cansancio de la vida.

Pon tus ojos, Señor, en quien vacila,
que a todos corrija tu mirada:
con ella sostendrás a quien tropieza
y harás que pague su delito en lágrimas.

Alumbra con tu luz nuestros sentidos,
desvanece el sopor de nuestras mentes,
y sé el primero a quien, agradecidas,
se eleven nuestras voces cuando suenen.

Paz y bien, 



Dominus Providebit

21 de junio de 2012

Te deseo...

Paz y bien

Que tus sueños se cumplan, como a José;
lucha ante cualquier gigante, como David;
recuerda ser valiente, como Josué;
nunca pierdas la fe, como Abraham;
no mires atrás, como la esposa de Lot;
confía siempre en Dios como Job
porque el estará contigo, como con Moisés;
lucha por lo que anhelas, como Deborah;
nunca bajes los brazos, como Caleb;
pide sabiduría como Salomón
y se fiel hasta el final como Jesús.
Fraternalmente,



Dominus Providebit

20 de junio de 2012

Fórmate apóstol

Paz y bien
Eclesiástico 24, 30-34

El mundo es de Dios, pero se lo alquila a los valientes. Es que Dios ha hecho el mundo, pero ha querido ponerlo en manos de los hombres para que lo perfeccionen y desarrollen. Por eso es preciso que los hombres cobren conciencia de esta su responsabilidad: que Dios no hará por sí lo que ha determinado hacer por los hombres.

Llénate, pues, de coraje; sumérgete en tu tiempo; fórmate apóstol. Quizá tu no puedas contribuir a que el mundo se desarrolle y perfecciones en el campo de la medicina o de la electrónica; pero si puedes contribuir en el campo de la justicia, de la verdad, de la bondad.
«Yo, por mi parte, era como un canal salido de un río, como un arroyo que se pierde en un jardín del Paraíso. Yo pensé: “voy a regar mi huerta, voy a regar mis flores” Pero mi canal se convirtió en río y el río en mar. Entonces dije: “Haré brillar como la aurora la instrucción, llevaré a lo lejos la luz. Derramaré la instrucción como una profecía y la dejaré a las generaciones venideras.” Compruebo ahora que no he trabajado para mi solo, sino para todos los que buscan la sabiduría..»
Fórmate apóstol y se te abrirán caminos para tu apostolado y llegará la paz con su sonrisa y el amor se difundirá para todos como un río de amplias orillas y habrá un mundo mejor, más perfecto, más justo... y tu habrás colaborado con Dios en su obra creadora.

Fraternalmente,



Dominus Providebit

19 de junio de 2012

Camino espiritual

Paz y bien
 No te desalientes, ¡Adelante! ,
 adelante con una tozudez que es santa 
y que se llama, en lo espiritual, perseverancia. 
 (San Josemaría Escrivá De Balaguer)

Todos en la vida experimentamos el desencanto o el desasosiego y también vislumbramos alternativas radiantes. Nada terrenal nos llena, soñamos con algo mejor y deseamos una vida realmente rica en significado y felicidad.

Son momentos especiales en los que puedes darle un viraje a la existencia, pero casi siempre se desperdician. Lo más frecuente es dejarse atrapar de nuevo por una rutina asfixiante y silenciar los interrogantes profundos.

La verdad es escurridiza cuando hay soberbia y sólo permanece en las almas realmente humildes. Todos alimentamos engaños y delirios, bien convencidos de estar siempre en la verdad. Por eso avanzas mucho en el camino espiritual cuando eres sencillo, flexible y tienes una mente abierta.

La verdad suele estar bien lejos de tu verdad y no es precisamente la que te gusta conocer y seguir... es relativa y exigente, es incómoda y te lleva por caminos que no quisieras recorrer... no es lo que busca tu ego, tan amigo de las apariencias y tan enamorado de las máscaras.

Por eso, el día que decides conocerte y confrontarte, descubres cuántas mentiras tenías como verdades. La verdad total sólo está en Dios y libera a los que apuestan todo por Él.

Fraternalmente, 



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Textos de Gonzalo Gallo


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Dominus Providebit

18 de junio de 2012

Con la misma moneda

Paz y bien

Romanos 2, 1-3

Uno sabe muy bien sabido que todos estamos inclinados a pagar siempre con la misma moneda: ¿por qué no capitalizamos ese instinto general?

Si alabamos a todos, aún en sus cosas más insignificantes, si siempre tenemos para todos palabras de comprensión y estímulo, si miramos a todos con ojos de bondad y dejamos que ellos brillen, no contra nuestra voluntad, sino contribuyendo a su brillo, estaremos seguros que los demás nos pagarán con la misma moneda y también seremos comprendidos, ayudados, seremos bien mirados, recibiremos ayuda en todo momento y para todo.

Si nos damos a todos con plenitud; si sabemos negarnos satisfacciones, para que las tengan los otros... si nuestro gozo consiste en que gocen los demás, también nos devolverán la misma moneda y los otros vivirán para que seamos verdaderamente felices.
«Por eso, tu que pretendes ser juez de los demás -no importa quien seas- no tienes excusas, porque al juzgar a los otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que condenas. Sabemos que Dios juzga de acuerdo con la verdad a los que se comportan así. Tu que juzgas a los que hacen esas cosas e incurres en lo mismo, acaso ¿piensas librarte del juicio de Dios?»
Da y te darán... date y se te darán. Si bien no debes hacerlo por esa razón, es decir, esperando la recompensa, ten presente que Dios suele premiar ya en este mundo con la misma moneda que nosotros utilizamos.

Fraternalmente,


† 
Dominus Providebit

17 de junio de 2012

Paciencia

Paz y bien

Domingo 11 - B - Tiempo Ordinario, Marcos 4, 26-34

El hombre paciente se asemeja al labrador que acomoda su tarea al ritmo propio de la naturaleza, al arado, la siembra, el riego... Cada cosa tiene su momento y hay que esperar meses hasta recoger, multiplicados, los granos que se sembraron y se convertirán en pan. El impaciente querría recoger sin seguir todos los pasos. Hasta para hacer el bien es preciso la paciencia. Todos necesitamos del paso del tiempo para que la semilla de la palabra de Dios vaya arraigando y creciendo dentro de nosotros.

Dios se acomoda al compás de las personas y de las cosas sin acelerarlo. Parece como si Dios no tuviera prisa, pero al pasar el tiempo, sucede lo que tenía previsto, si se han dado los pasos. Es importante no impacientarse ante uno mismo, pensando que no se mejora, que no se vence una dificultad. Y es importante en el apostolado no pretendiendo recoger el fruto que aún no está maduro, pues se estropeará. Las plantas no crecen tirando de ellas hacia arriba. La conversión o la vocación es una tarea del Espíritu Santo que remueve los corazones, cuenta con las circunstancias personales y ambientales y con el paso del tiempo.

No es que las cosas se arreglen solas -porque la paciencia está en las antípodas de la pereza- ni con el mero paso del tiempo. Es que los grandes frutos no pueden apresurarse, se logran con la paciencia que es confianza en Dios y respeto a los demás.

Fraternalmente,  




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Huellas de Jesús Martinez Garcia 



† 
Dominus Providebit

16 de junio de 2012

Canto mariano

Paz y bien

Es el cumplimiento de la profecía de María: “Todas las generaciones me llamarán dichosa”. Es a la vez el cántico de la Madre de Dios y el de la Iglesia, Cántico de la hija de Sión y del nuevo pueblo de Dios, Cántico de los “pobres” cuya esperanza ha sido colmada con el cumplimiento de las promesas hechas a nuestros padres “A favor de Abraham y su descendencia por siempre”.

Todo cántico Mariano debe tener a Cristo como centro, como origen y consumador del Misterio de salvación del cual María participa con su “Hágase en mí según tu Palabra”, y desde allí todas las naciones la reconocemos como la madre de Dios Hijo, ningún otro título supera éste.

María siempre va a reconocer la Gloria de Dios, ella en sí misma es la gloria de Dios, no hay nadie que ame tanto a Jesús como su propia Madre a quien debemos imitar, que es uno de los objetivos del canto mariano. Pero todo canto Mariano debe aterrizar en Jesucristo, el bendito fruto de su vientre.

Debemos de tener cuidado de no exaltar más a la esclava del Señor que al mismo Señor, quién la exaltó y la llevó a los cielos coronándola de Gloria.

El canto Mariano es ilustrativo, es una forma de reconocer las virtudes de aquella que llevó en su vientre al Rey del Universo y se mantuvo humilde desde el pesebre hasta la cruz, ella es quien cumple la Palabra, pues la misma Palabra se encarnó en ella.

Es un acercarnos a María, a aquella que es figura de la Iglesia, al imitarla, la Iglesia se prepara con el Espíritu Santo, para estar sin mancha ni arruga, y expresar maranhata “Ven Señor Jesús” y ser llevada a los cielos.

María dijo entonces:

Engrandece mi alma al Señor
Y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos
en la humildad de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones
me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor
maravillas el Poderoso,
Santo es su nombre y su misericordia alcanza
de generación en generación a los que le temen.
[Lc 1,46-50]

Fraternalmente,



Dominus Providebit

15 de junio de 2012

Prestarnos a Cristo

Paz y bien
Filipenses 3, 18-20

El mundo de hoy está exigiendo hombres que tengan la honestidad y el coraje de comprometerse; comprometerse supone ambas cosas: honestidad, porque el compromiso es un posición exigitiva de la fe; coraje, porque es preciso atenerse a las consecuencias del compromiso, que surge de la fe.

Luchas por esa profunda renovación interior, que fortalece y templa, para producir cambio en el ambiente donde actuamos. Prestarle a Cristo nuestros brazos, nuestras acciones, nuestra personalidad, nuestra presencia en el mundo.

Tener respuestas concretas, actuales, a las preguntas más candentes que nos formulen. Si se refieren a Dios y callamos, es porque no profundizamos nuestra fe; y si se refieren al mundo en que vivimos y no exponemos nuestros convencimientos personales, es porque somos indiferentes a la realidad que nos circunda.
«Porque muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo... la perdición los espera; su dios es su vientre y se sienten muy orgullosos de cosas que deberían avergonzarlos. No piensan sino en cosas de la tierra. Para nosotros, nuestra patria están en el cielo, de donde vendrá el Salvador al que tanto esperamos, Cristo Jesús, el Señor»
El materialismo es el peor enemigo del hombre moderno, la preocupación en exceso por las cosas de aquí abajo, con detrimento de las cosas de arriba.

Comprometerse es tener siempre coraje, decisión, convicción y fe.

Fraternalmente,




† 
Dominus Providebit

14 de junio de 2012

Somos hijos de Dios..

Paz y bien

He aquí cuáles son los caminos del Señor, descriptos por un soldado:
«Pedí a Dios fuerza, para poder realizar; fui tornado débil, para poder aprender a obedecer humildemente.

Pedí auxilio, para poder hacer cosas mayores; tuve dolor, para poder hacer cosas mejores.

Pedí riquezas, para poder ser feliz; tuve pobreza, para poder ser sabio.

Pedí todas las cosas, para poder aprovechar la vida; tuve la vida, para poder aprovechar todas las cosas.

Nada tuve de lo que pedí... pero tuve todo cuanto esperé.

A pesar de mi, mis ruegos fueron atendidos; yo soy entre todos los hombres, el más ricamente obsequiado»
No pocas veces se nos niega lo que pedimos, no por el afán de negarnos, sino porque no conviene que se nos conceda lo que pedimos y, en cambio, se nos da lo que no hemos pedido, no porque no lo hayamos pedido, sino porque eso es precisamente lo que necesitamos.

Dice Juan en su primer carta “Vean que amor singular nos ha dado el Padre, que no solamente nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos, y por eso el mundo no nos conoce porque no lo conoció a Él. Amados, desde ya somos hijos de Dios, aunque no se ha manifestado lo que seremos al fin. Pero ya lo sabemos: cuando Él se manifieste en su Gloria seremos semejantes a Él.” (3, 1-2)

Hay muchas maneras de decir: somos hijos de Dios. ¿Cómo comprobarlo? Con los mismos criterios que ya encontramos: romper con el pecado, guardar el mandamiento del amor y proclamar nuestra fe. Somos llamados hijos de Dios y los somos de verdad... no es una palabra bonita, es una realidad.

Sabiendo esto, ¿cómo podríamos no entender que Dios nos va purificando de mil maneras, porque así solamente llegaremos a nuestro fin?

Fraternalmente,


Dominus Providebit

13 de junio de 2012

Iglesia, impulso al porvenir...

Paz y bien

El progreso es la ley de todo viviente... la flor se va desarrollando, los animales van creciendo, el hombre se va perfeccionando, quien es profesional se capacita... es justo que el trabajador haya mejorado su posición; es justo que los trabajadores luchen por sus mejoras en cualquier parte del mundo... todo va para adelante; detenerse es estancarse y estancarse ya es comenzar a morir.

Cristo en su Evangelio señala a sus seguidores la consigna de ir siempre hacia adelante, hasta sus últimas consecuencias; un elemento estable del cristianismo es la orden de no detenerse jamás.

La Iglesia, que se ha enraizado en el pasado, es, sin embargo, impulso al porvenir... es fidelidad... es esperanza.

El principio se orienta al fin y, el fin cualifica y da sentido al principio y a su desarrollo hasta llegar al fin.
«Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida» [Jn 8, 12] «Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, aquel que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso» [Apoc. 1, 8]
Cristo era ayer, es hoy y será mañana. El es el pasado, el presente y el porvenir. El alfa y la omega. El primero y el último. El principio y el fin. El primogénito de la nueva creación...

Fraternalmente, 



† 
Dominus Providebit

12 de junio de 2012

No digas nunca...

Paz y bien

No digas nunca “ya no puedo más”... no sabes cuánta es la fuerza que descubre en sí el que se mira por dentro, el que se decide a seguir poniendo esfuerzos, cada vez más redoblados.

No digas nunca que no puedes más, cuando se trata de corregir tus defectos... siempre puedes poner un esfuerzo más.

No digas que no puedes más, cuando se trata de sufrir... lo que tú has sufrido, ciertamente que no ha llegado a lo que otros están sufriendo a tu lado; si ellos pueden más, ¿por que tú no podrás?

No digas que no puedes más, cuando se trata de ayudar a los otros... es tanto lo que tú tienes para darles, que nunca darás lo suficiente y nunca te darás del todo.

Se más optimismo contigo mismo, tente más confianza, cobra más valor, dilata tus horizontes...
«Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor» [Filp. 2, 13]
A Dios debemos recurrir siempre que sintamos que nuestras fuerzas  y nuestro entusiasmo van disminuyendo... apagándose.

Fraternalmente,



Dominus Providebit

11 de junio de 2012

Por amor al Padre

Paz y bien

Dios ha hecho libre al hombre. Por la libertad, signo supremo de la imagen divina en el hombre, Dios deja al hombre en poder de su propia decisión; no quiere autómatas que sirvan, sino hombres libres que lo amen.

El hombre, dueño de su destino, con su inteligencia y su libertad, debe observar en los signos de los tiempos y en la Revelación para restituir el primitivo equilibrio de la Creación.

Fue necesaria la libertad para que la búsqueda y el encuentro con Dios sea un honor y no una violencia en nuestras vidas. Dios nunca puede ser un obstáculo en la persona humana. Lo esencial es llegar a El con libertad. El Espíritu nos guía hacia la verdad plena y en ninguna mano está nuestra libertad mejor protegida y resguardada que en la de Quien la ha creado.

No es libre el que rechaza la Verdad y el Amor, sino el que los acepta, los abraza y los vive en plenitud.
«El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad...» [2 Cor. 3, 17]
La libertad de los hijos de Dios, que no es otra cosa que la libertad del amor... de un amor verdadero , que ama al Padre por sobre todas las cosas y a los hermanos por amor al Padre.

Fraternalmente,



† 
Dominus Providebit

10 de junio de 2012

Ego sum panis vivus

Paz y bien

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

La Eucaristía es un misterio de fe y de amor. Sólo la fe y el amor descubren a Aquél que se esconde en esas cosas. Es un misterio que Dios se haya hecho hombre para acercarse a los hombres, y haya escondido su divinidad en su humanidad; pero mayor misterio es que se haya querido quedar hasta el fin de los tiempos, escondida incluso su humanidad, en un trozo de pan y en un poco de vino. ¡Ahí está Jesús vivo!; éste es su Cuerpo, el mismo que nació de María y que vieron en la cruz; aquí está su Sangre derramada por nosotros, está su Alma que animó aquel Cuerpo y que entregó al Padre; aquí su Divinidad.

Jesús instituyó este Sacramento como memorial perenne de su Pasión, Muerte y Resurrección, de su Alianza de amor por nosotros. La fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía llevó a la devoción de adorar a Jesús Sacramentado fuera de la Misa. Primero fue para llevar este manjar a los enfermos y a los presos por la fe; después para darle culto público: bendición con el Santísimo, procesiones, visitas al Sagrario, adoración y velas nocturnas...

En muchos lugares se vive la antiquísima costumbre de llevar por las calles a Jesús Sacramentado «rompiendo el silencio misterioso que circunda a la Eucaristía y tributarle un triunfo que sobrepasa el muro de las iglesias para invadir las calles de las ciudades e infundir en toda la comunidad humana el sentido y la alegría de la presencia de Cristo, silencioso y vivo acompañante del hombre peregrino por los senderos del tiempo y de la tierra» (Pablo VI).
Creo, Señor, que estás ahí, "mirándonos como a través de celosías" (Ct 2,9). No has querido esperar al encuentro definitivo allá en el Cielo y nos has dejado un anticipo de esa figura que un día contemplaremos con gozo y sin velos. Sé que me esperas para aumentar mi fe, mi esperanza y mi amor.
Fraternalmente,



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Huellas de Jesús Martínez García

Dominus Providebit

9 de junio de 2012

Honrar a María: Parecerse a ella

Paz y bien

Me parece que no se puede empezar a hablar hoy de la Virgen sin comenzar recordando aquellas palabras capitales en las que el Concilio Vaticano II recuerda como debe ser una verdadera devoción católica a María. "Recuerden los fieles que la verdadera devoción no consiste ni en un estéril y transitorio sentimentalismo, ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, que nos lleva a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y nos inclina a un amor filial hacia nuestra madre y a la imitación de sus virtudes"

Creo que no se puede decir más en menos palabras. Y empieza el Concilio recordándonos, en primer lugar, lo que la devoción Mariana no es, porque demasiada gente usa a la Virgen como un recurso emotivo, como un refugio sentimental, coma un recuerdo infantil. Y la ternura es buena, y buenas son las flores y las velas, siempre que no se quede todo ahí, siempre que la devoción no se reduzca a un estéril y transitorio sentimentalismo que afecta solo al corazón, pero no influye en la vida.

Explica luego el Concilio que es la devoción Mariana y señala tres aspectos fundamentales: algo que brota de la fe, que conduce al amor y produce la imitación de las virtudes. Tres aspectos fundamentales e imprescindibles.

La devoción Mariana surge de la fe y es por tanto inseparable de Cristo. La grandeza de María viene de su relación con Jesús.

No es una diosa independiente. Es la madre del salvador. Y mal se podría creer en María si no se creyera en serio en la salvación que a nosotros y a ella nos llega de Jesús.

Esta fe conduce al amor. Nosotros queremos a la Virgen y la queremos tierna y apasionadamente, como se quiere, sin metáforas, a una verdadera madre. Ella no solo ayuda a engendrarnos en la gracia, sino que sigue engendrándonos en ella con su amor maternal.

Y ese amor se manifiesta en la imitación de sus virtudes. Esta es la verdadera piedra de toque de la devoción Mariana. Porque de nada serviría visitar sus santuarios, rezarle rosarios, encenderle velas, hacerle promesas, llevarle flores, si no terminamos  por parecernos a ella.

Y hace es donde falla mayormente nuestro amor a María. Porque son muchos los que se llenan la boca de su nombre, pero sentirían terror de vivir como ella en la pobreza y en la estrechez. Son muchos los que la consideran su madre, pero encuentran indigno trabajar con sus manos como ella. Hay incluso círculos, ambientes e instituciones religiosas en los que una mujer trabajadora, esposa de un obrero, o no tendría sitio o seria aceptada un poco «por caridad». Hay gentes que organizan rosarios, cultos, ceremonias en honor a María, pero jamás se entregaran a sus hermanos como María se entrego a su misión. Hay quienes piensan que pueden combinar ternura Mariana y egoísmo, y son más amigos de regalar imágenes Marianas que de poner en orden y justicia sus negocios.

Que el mes de mayo lo hayamos empleado no solo en honrar y recordar a María, sino en preguntarnos en que nos parecemos a ella. Porque -como dijo Pablo VI- "es natural que los hijos tengan los mismos sentimientos que sus madres y reflejen sus méritos y virtudes".

Fraternalmente,



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Huellas del Padre José Luis María Descalzo


Dominus Providebit

8 de junio de 2012

Necesidad de ser aliviados

Paz y bien

Cuando uno cree en Dios, forzosamente siente la necesidad de hablar con El; y hablar con Dios es orar. El alma tiene necesidades urgentes, tan urgentes como el cuerpo; tiene necesidad de orar; no es un lujo; cuanto más abrumados estemos por el trabajo, tanto mayor será nuestra necesidad de ser aliviados.

Es necesario rehacer al hombre desde adentro; no nos equivocamos al descubrir en el mundo de hoy una profunda insatisfacción, una infelicidad exasperada a causa de las falsas recetas de felicidad.

La oración es la fuerza de los hombres y la debilidad de Dios, se pretende vivir obedeciendo a Dios, pero es completamente ilógico pretender obedecerle sin comenzar por escucharle. De todos modos, tengamos presente que la oración no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho; y amar es algo que todos sabemos y podemos hacer.
«Sean constantes en la oración; quédense velando para dar gracias» (Col. 4, 2)
«El que ora se salva; el que no ora, se condena» dice San Alfonso, y es cierto porque la oración ciertamente da paz y equilibrio para poder resistir a tantas cosas que nos salen al paso, sin salir del camino recto. Es fácil que se ofusque la mente y excite el corazón por lo que nos rodea... y en una mente ofuscada y en un corazón excitado ¿cómo uno puede sentir a Dios?

Sabemos que nosotros solos nada podemos, pero con Cristo todo lo podemos; es preciso, por lo tanto, buscar la ayuda del Señor por medio de la oración.

Fraternalmente, 



† 
Dominus Providebit

7 de junio de 2012

Cambiar de rumbos

Paz y bien

Lo que hoy me angustia ¿será importante en el futuro? No, por tanto, sigo lo que el corazón me dice y me aquieto. Abro el baúl de los recuerdos y miro cuan poca importancia tiene hoy lo que hace años me estresaba.

Los seres humanos casi siempre sacrifican lo que si vale por lo que no cuenta y dejan de ser seducidos por el tener. Otras veces viven de la imagen y sufren por algo tan vacío: ¿quién en realidad lastima tu espíritu?

Nadie puede hacerlo, sólo lesionan tu ego, tu figura, o eso que llaman el honor o el nombre. En realidad es un embeleco que no trasnocha a los místicos; por eso no dan importancia a lo que dicen de ellos, bueno o malo.

No pierdo, pues, la paz del alma por hechos materiales, por lo que no trasciende. Soy un ser de luz y lo único que debe importarme es amar de verdad y estar en paz unido siempre al Padre.

Muchos males son imputables a estas cuatro plagas: el miedo, el egoísmo, el odio y el orgullo. Me dejan sordo y ciego, me apartan del buen Dios y deterioran al máximo mi vida y mis relaciones.

Por eso mi reto es desenmascarar esos sabotadores de la felicidad, cuidar mi alma y buscar la luz. Ya debo saber que el mayor éxito es el que obtengo sobre mi mismo con disciplina y con Dios en el corazón.

Todo está bien cuando confío, amo, domino los impulsos y evito cóleras inoportunas. Si dedico tiempo a meditar y orar, no tengo las manos atadas y alcanzo un equilibrio envidiable.

¿No es la paz de alma lo que más anhelo? Sí, en ella está esa felicidad que no me ofrece lo material. Por lo mismo, soy un bienaventurado si hoy mismo cambio el rumbo y me centro en amarme, amar y estar sereno, unido a Dios.

Fraternalmente,


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Huellas de Gonzalo Gallo


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Dominus Providebit

6 de junio de 2012

Misericordiosos

Paz y bien
“Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos...” 
(San Agustín)

“Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia”. La misericordia es fruto de un corazón tierno y compasivo, que sabe sufrir con los que sufren y llorar con los que lloran y afligirse con lo que tienen alguna pena.

Ser misericordioso es volcar un poco de dulzura en el corazón amargado, derramar algo de bálsamo en el ánimo abatido y comunicarle nuevas fuerzas, para ir repechando el camino del deber.

Ser misericordioso es consolar al triste, acompañar al que se halla en soledad, dejar que el prójimo vuelque en nosotros sus preocupaciones, que se desahogue de sus aflicciones y opresiones.
«¿No debías haberte compadecido de tu compañero como yo me compadecí de tí?» (Mateo 18, 33)
Los misericordiosos obtendrán también ellos misericordia, encontrarán corazones que los comprendan cuando para ellos les llegue la hora del dolor... hallarán quien les suavice  su pena, quien comparta su amargura; y como ellos supieron aliviar la pena de otros... otros aliviarán sus penas...

Fraternalmente,


† 
Dominus Providebit

5 de junio de 2012

Comulgar

Paz y bien

Cuando uno no piensa más que en sí mismo, no hace otra cosa que levantar una barrera inexpugnable contra el verdadero amor.

El amor es comunión, verdadera entrega mutua; por tanto ha de estar dispuesto a dar y a recibir; para dar, es preciso ser generoso; para recibir es preciso ser humilde; solamente los generosos y los humildes estarán capacitados para amar verdaderamente.

Ninguna comunión más profunda, más íntima y más real que la comunión con Dios; porque en ella Dios se nos entrega a nosotros plenamente y nos recibe con plenitud; por eso, la comunión eucarística es la mejor forma de llegar a desaparecer nosotros, para consumirnos en Dios, que nos llega a poseer hasta lo más íntimo de nuestro ser.
«Al hacerse discípulos de la verdad, ustedes han logrado la purificación interior de la que resulta el sincero amor entre hermanos. Amense entonces unos a otros de todo corazón...» (1 Pe. 1 , 22)
Para poder comulgar a Dios, es preciso primero saber comulgar a los hermanos, a todos los hombres; y comulgar a los hermanos es darse a ellos y recibir a ellos.

4 de junio de 2012

Modelos

Paz y bien
1 Timoteo 4, 12
Tito 2, 7 - 8

No basta que tú no hagas lo que ves que otros hacen; es preciso que tú obres de tal forma que los demás puedan hacer lo que tú haces.

No basta decir que no, es preciso decir que si; el no es algo negativo, el si es lo positivo. El amor no consiste solamente en no ofender, en no insultar; el amor es algo positivo y en consecuencia va a exigir algo más que no ofender.

No dar mal ejemplo a los demás, podrá ser una primera etapa que nos propongamos, pero en modo alguno podrá ser la etapa definitiva... con ella no podrá quedarse tranquilo nuestro corazón ni en paz nuestra conciencia.

Estamos obligados a presentarnos delante de los demás con tal carga de bondad que los instemos a la práctica del bien... con tal intensidad de generosa entrega que los movamos a imitar nuestra dedicación al bien de los demás.

No basta no mirar hacia abajo; es preciso mirar positivamente hacia las alturas... arriba, siempre arriba...
«...procura ser modelo de los creyentes en la palabra, la conducta, el amor, la fe, la pureza... en todo preséntate como modelo de buena conducta: íntegro y grave en la enseñanza, proponiendo un mensaje sano e intachable, de modo que el adversario quede confundido al no encontrar nada de qué acusarnos...»
El cristiano es un testigo de Cristo, su vida ha de ser un viviente testimonio de su fe. Como expresó Antoni Gaudí “Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor, segundo, la técnica.”

Fraternalmente,


Dominus Providebit

3 de junio de 2012

Vivir la Santísima Trinidad

Paz y bien

Solemnidad de la Santísima Trinidad

El misterio de la Santísima Trinidad es el gran misterio: un solo Dios en tres Personas, misterio grande pues se refiere a la esencia misma de Dios, y grande también por lo imposible de entender y de captar cabalmente, menos aún de explicar, pues es una verdad que sobrepasa infinitamente las capacidades intelectuales del ser humano.

Cuentan que mientras San Agustín se encontraba en la playa preparándose para dar una enseñanza sobre el misterio de la Santísima Trinidad, vio a un niño tratando de vaciar el agua del mar en un hoyito que había hecho en la arena.  Al preguntarle San Agustín qué estaba haciendo, el niño le respondió que estaba tratando de vaciar el mar en el hoyito, a lo que le contestó el Santo:  “Pero, ¡estás tratando de hacer una cosa imposible!”  Y el Niño le replicó:  “No más imposible de lo que es para ti entender o explicar el misterio de la Santísima Trinidad”. Y con estas palabras el Niño desapareció. 

Así es nuestro intelecto:  tan limitado como el hoyito para contener el agua del mar, sobre todo cuando trata de explicarse verdades infinitas como el misterio Trinitario.  

Sin embargo, lo importante de este misterio central de nuestra fe no es explicarlo, sino vivirlo.  Y aquí en la tierra somos llamados a participar de la vida de Dios Trinitario de una manera oscura, incompleta, pero en el Cielo podremos vivirlo a plenitud, porque veremos a Dios tal cual es.

En efecto, nuestro fin último es la unión para siempre con Dios en el Cielo.  Pero desde aquí en la tierra podemos comenzar a estar unidos a la Santísima Trinidad y a ser habitados por ésta, pues Jesucristo nos ha dicho:  “Si alguno me ama guardará mi Palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él”  (Jn.14, 23).

Aunque las Tres Divinas Personas son inseparables en su ser y en su obrar, al Padre se le atribuye la Creación, al Hijo la Redención y al Espíritu Santo la Santificación.  Es así como el Espíritu Santo en su obra de santificación en cada uno de nosotros, nos va haciendo cada vez más semejantes al Hijo, y el Hijo nos va revelando al Padre y nos va llevando a El.  “Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquéllos a quienes el Hijo se los quiera dar a conocer” (Mt. 11, 27).

¿Cómo podemos vivir este misterio desde ya aquí en la tierra? “Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios ... Y si somos hijos de Dios también somos herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Rm. 8, 14-17).  La clave está en dejarnos guiar por el Espíritu Santo; es decir, en ser perceptivos, dóciles y obedientes a sus inspiraciones, que siempre nos llevan a buscar y cumplir la Voluntad de Dios.  El Espíritu Santo nos irá haciendo semejantes al Hijo.  El Hijo nos dará a conocer al Padre y así seremos herederos con Cristo, y seremos glorificados junto con Él. ”. (Rom 8, 17)
 
Así podremos vivir desde la tierra este misterio de la unión de nosotros con Dios y de nosotros entre sí, tal como el Hijo rogó al Padre antes de su Pasión y Muerte:  “Que sean uno como Tú y Yo somos uno.  Así seré Yo en ellos y Tú en Mí, y alcanzarán la perfección de esta unidad” (Jn. 17, 21-23).

Que al meditar la profundidad del Misterio Trinitario, podamos vivir lo que repetimos al comienzo de cada Misa:  La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con todos nosotros, y podamos también comenzar a vivir la unión de nosotros con la Santísima Trinidad y de nosotros entre sí. 

El Padre es Dios por nosotros. El Hijo, Dios con nosotros. El Espíritu Santo es Dios en nosotros.

Fraternalmente, 



† 
Dominus Providebit

2 de junio de 2012

Oración a la Virgen de la Merced

“Sean libres, pero no hagan de la libertad
un pretexto para hacer el mal.
Sean libres como servidores de Dios” 
1 Pedro 2, 16-17
Paz y bien

Pidámosle a María, liberadora de los cautivos, abrazándonos con fuerza a su manto, para que así como ella pudo mantenerse serena y confiada en los momentos más cruentos y dolorosos de su vida, por la gracia de Dios, nos ayude a liberarnos de toda atadura espiritual y terrenal que nos esté impidiendo imitarla y sentirnos libres en Cristo.
Santísima Virgen María, Madre de la Merced... nosotros tus hijos recurrimos a ti pidiendo tu poderosa intercesión. Te pedimos que nos libres de todas las cadenas que nos impiden vivir con la libertad de los hijos de Dios.

A cada intensión repitamos: Virgen María, líbranos

De toda herencia genética negativa.
De las heridas del seno materno.
De las heridas de la infancia.
De las ataduras del pecado.
De la soberbia.
Del egoísmo y la avaricia.
De la agresividad.
De los desordenes sexuales.
De los vicios compulsivos y de malos hábitos.
De los prejuicios.
De no aceptarme como soy.
De estar sujeto a roles.
De las supersticiones.
De los temores y angustias.
De los rencores y resentimientos.
Del querer hacer mi voluntad y no la tuya.
De las enfermedades psíquicas y físicas.
De todo aquello que cada uno, en este momento, desea alcanzar...

Nuestra Señora de la Merced, vos que en la historia de la Iglesia has sido invocada como liberadora de los cautivos; nosotros, hoy renovamos nuestra confianza en tu amor por nosotros y en tu poderosa intercesión, recibe las súplicas que con fe te presentamos, para que tú las presentes a la Santísima Trinidad.

Ahora y siempre por los siglos de los siglos.

Amen
Fraternalmente, 



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Huellas de Gustavo E. Jamut





1 de junio de 2012

Puertos


Suelta amarras, entra en el ritmo de la aventura,
en el ritmo de la grande, maravillosa y necesaria aventura
que significa conquistar la vida...
Y en esa travesía, 
un barco puede quedar parado, adornando el puerto...
En este incesante proceso,
es la propia vida, la propia libertad
la que se está construyendo...

Fraternalmente,



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Huellas de Natalia Maccari