8 de julio de 2010

Reflexiones sobre el Padre Nuestro


¡Paz y bien!

Hace unos días reflexionaba sobre el modo, la manera de rezar el Padre Nuestro; pensaba en la transformación de la calidad de esta sublime oración con solo rezarlo en primera persona, es decir, partiendo del yo y las modificaciones en mis estructuras humanas. Experimentar el hacerme cargo de las pertenencias y los compromisos en los caminos de Dios.

Lo que rezaba aquella noche en misa y confieso que desde entonces lo hago siempre es así
Padre, tu que estás en los cielos
Santo es tu nombre
Venga a mi tu Reino

Que se haga tu voluntad, en la tierra y en el cielo
Concédeme el pan de este día,

Perdona mis ofensas

Como yo también perdono a los que me ofenden

No me dejes caer en tentación
Y líbrame del mal.
Comprendí también -¡después de tantos años! sopesando cada palabra que, por este Padre Nuestro:

1 - Reconozco la paternidad, su santidad y su divinidad. En el libro del Exodo dice Dios: No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada. (Ex 3, 5) También lo dice Pablo en la carta a los Tesalonicenses; el Levítico "... y sean Santos porque Yo Soy Santo". (Lev. 11, 44)

2 - Acepto la voluntad de Dios porque es buena, perfecta y agradable. En la carta a los Romanos, capítulo 12, versículo 2 dice la Biblia: No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cual es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto.

En una oportunidad Jesús le dice a Pedro que para ganar el favor de Dios debía hacer lo que Dios le había pedido a Miqueas ¿Con que me presentaré a mi Señor? (...) Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan solo que practiques la justicia, que sepas amar y te portes humildemente con tu Dios. (Miq. 6, 8)

3 - Pido el pan diario que me alimenta sometiéndome a su divina providencia, tal como dijo Jesús a sus discípulos No se preocupen por la vida, pensando ¿que vamos a comer? No se inquieten por el cuerpo ¿con que nos vamos a vestir? Porque la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. (...) No estén siempre pendientes de lo que comerán o beberán; no se atormenten. Los que viven para el presente mundo se preicupan por todas estas cosas. Ustedes en cambio, piensen que su Padre sabe lo que necesitan. Por tanto, trabajen por su Reino y él les dará todas estas cosas por añadidura. (Lc, 12, 22 - 31)

4 - Imploro perdón por las faltas, por los errores, que uno a lo largo del día, a lo largo de la vida comete en el pleno ejercicio de las libertades que Dios nos dá, Desde el abismo clamo a ti, Señor, escucha mi clamor, que tus oídos pongan atención a mi voz suplicante. Señor, si no te olvidas de las faltas, ¿quién podrá subsistir? Mas el perdón se encuentra junto a tí, por eso te veneran. Espero en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra, mi alma aguarda en el Señor mucho más que a la aurora el centinela. Como aguarda a la aurora el centinela, así Israel espera en el Señor, porque el Señor tiene misericordia y hay en él abundante redención. El Señor dejará libre a Israel de todas sus maldades. (Sal. 130)

5 - Afirmo, le doy plena seguridad al Señor que yo perdoné, que estoy perdonando las agresiones, los agravios de otros hacia mi o mi familia. Perdonar al fin, es una decisión; perdonar es recordar sin dolor. Raza de víboras, ¿cómo pueden hablar cosas buenas, siendo malos? Puesto que la boca habla de lo que está lleno tu corazón. (Mt. 12, 34)

6 - Reclamo la protección del Señor, para discernir lo que es bueno, lo que es perfecto y lo que le agrada; el Señor bendice los pasos cuando le gusta el caminar de una persona. La palabra de Dios dice No reprendas antes de examinar, reflexiona primero y luego reprende. No contestes sin haber escuchado, no interrumpas al que habla. No tomes parte de un asunto que no te toca, ni te mezcles en pleitos de pecadores. (Eclo/Sir. 11, 7 - 9)

Que el Señor, los colme de bendiciones!

Cuidalo C.

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