6 de julio de 2010

Reconocer los multiples beneficios de Dios


¡Paz y bien!
¿Hasta cuando varones tendrán endurecido el corazón?
¿Porque aman el engaño y persiguen corriendo lo que es falso?
Sepan que con su amigo, maravillas ejecutó el Señor;
El me atiende las veces que lo invoco. (Sal 4, 4)
Abre Señor, mi corazón a tu ley y enséñame a vivir según tus mandamientos.

Concédeme conocer tu voluntad y recordar con sumo respeto y diligente reflexión tus beneficios, uno por uno y todos juntos para que pueda desde ahora darte las debidas gracias.

Se y confieso, sin embargo, que no puedo alabarte ni agradecerte dignamente por el más pequeño de tus favores. Yo soy inferior a todos los bienes que me has concedido y cuando considero tu nobleza, mi espíritu desfallece ante tanta majestad.

Todo lo que adorna nuestra alma y nuestro cuerpo, y todo lo que poseemos en lo exterior o interior, en el orden natural o sobrenatural, son beneficios tuyos y manifiestan que tu eres bondadoso, generoso y misericordioso y que de tí hemos recibido todos los bienes.

Aunque uno reciba mayores gracias y otros menos, todo es tuyo, y sin ti no se puede alcanzar cosa alguna.

Por un lado, el que más recibe no puede gloriarse de su merecimiento ni juzgarse más digno que los demás, ni insultar a los inferiores, porque el mayor y el mejor es aquel que menos se atribuye a sí y manifiesta más humildad y devoción para agradecer. Por el otro, el que se considera más indigno de todos y se juzga el más despreciable, es el más apto para recibir dones mayores.

Bendiciones!


La Imitación de Cristo, reflexión del 06/07

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