7 de julio de 2010

Nos quedamos dormidos

¡Paz y bien para todos!

Para los que contamos de 40 años para arriba, nos resultará grato recordar algunos elementos que arroparon nuestra infancia comenzando por el 'rock and roll', el inolvidable Elvis Presley o los Beatles. Los hombres usaban las patillas anchas y las mujeres, los peinados con copete alto. En los países católicos era muy difícil encontrar a uno que no lo fuera, y se puede asegurar que el catolicismo era la atmósfera que oxigenaba nuestra cultura. Esto nos mal acostumbró a vivir una fe individualista, sin compromiso social ya que todo se delegaba al sacerdote, y los seglares no tenían mayor participación en la tarea de la evangelización.

El tiempo cambió, la secularización llegó y se propagó como una pandemia. Afectó el ámbito familiar, educativo, sexual, económico, político, y no supimos reaccionar a tiempo. Nos quedamos dormidos y, aún ahora, no es que hayamos despertado del todo, porque los países así llamados católicos lo son de tradición, pero hay una ignorancia religiosa grave, una falta de coherencia en la vivencia de la moral cristiana y un miedo a asumir el menor compromiso religioso.

Valiosísimos documentos siguen invernando en las bibliotecas. ¿A alguien le suena conocido el decreto 'Apostolicam actuositatem', del Vaticano II, sobre el apostolado de los seglares, o el decreto 'Ad gentes' sobre la actividad misionera de la Iglesia? Cierto que el Espíritu Santo no ha dejado de suscitar nuevos movimientos apostólicos, pero no se ve que logremos un cambio global en la forma de vivir la fe. Las sectas, la santería y los grupos pseudo-religiosos se propagan, y los católicos seguimos por los cerros de Úbeda.

Juan Pablo II fue un maestro y un modelo para la Iglesia universal; se podría decir que su programa catequético lo extendía 'Urbi e Orbi'. Nos comenzó a desperezar, pero la somnolencia, la modorra, la comodidad de saber que estamos en la verdad nos tiene aletargados. No por nada el Papa Benedicto XVI acaba de anunciar este 28 de junio la creación de un nuevo Dicasterio dedicado a la nueva evangelización de los países cristianos, hoy secularizados.

Este domingo Jesús envía a setenta y dos discípulos a predicar el evangelio, los mandó de dos en dos a los pueblos y aldeas vecinas. "Pónganse en camino". Lo dio como una indicación y lo recordó antes de su ascensión a los cielos: "Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura" (Mc. 16,15)

La dimensión misionera es connatural con la fe. Lo más penoso está en que la experiencia de Dios se hace en la medida en que lo transmitimos. ¿Cómo podemos creer en Cristo si jamás lo hemos comunicado? La fe se fortalece anunciándola.

Bendiciones!

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