23 de julio de 2010

Oración a la Virgen María de la Sonrisa


Oh María, Madre de Dios y Madre Mía!
Escucha el rezo de mi corazón.
Vine aquí, a tu santuario de Canneto para pedirte un regalo:
¡la alegría de tu sonrisa!

- Una sonrisa de gracia que mi libre siempre del pecado y de todo mal.

- Una sonrisa de luz que ilumine mi mente y cuide en mi
y en mi familia el inestimable don de la fe.

- Una sonrisa de amor que difunda en el corazón la paz
y me libere de toda envidia, maldad y egoísmo.

- Un sonrisa de esperanza que me salve de la desesperación,
me conforte con el corazón y me sujete en las pruebas de la vida
con la seguridad del Paraíso.

¡Oh Madre mía! ¡Concédeme tu sonrisa
para que pueda donarlo a todos siempre y en todo lugar!

¡Concede que mi presencia lleve a todos gracia y consolación!

A la hora de la muerte ven Madre mía,
para recogerme con tu sonrisa y llevarme contigo al Paraíso.

***

Breve historia de la Devoción a la Virgen de la Sonrisa

Al morir la madre de Teresita, su hermana Paulina fue por elección de la propia Santa su segunda mamá. Pocos años después en 1882, Paulina entra en el Carmelo para convertirse en la Madre Inés de Jesús. Esta partida Teresa la vive como un abandono y desde diciembre de ese año la niña cae con frecuencia enferma. La tarde de Pascua es atacada con temblores nerviosos que durarán seis semanas.

Al vivir durante seis meses con la angustia de estar abandonada por su segunda madre, cae en un comportamiento regresivo, deseando ser "mimada como un bebé". Toda la familia se moviliza para obtener del cielo la curación de Teresa. Se hace celebrar un novenario de misas en el santuario parisiense de Nuestra Señora de las Victorias.

El 13 de mayo de 1883, en fiesta de Pentecostés, Teresa se vuelve hacia la imagen que se encuentra al lado de su cama.

"De repente la Santísima Virgen me pareció bella, tan bella que nunca había visto cosa tan hermosa, su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables, pero lo que llegó hasta el fondo de mi alma fue la arrebatadora sonrisa de la Santísima Virgen. En aquel momento todas mis penas se disiparon. Dos gruesas lágrimas brotaron de mis párpados y se deslizaron silenciosamente por mis mejillas, pero eran lágrimas de pura alegría...¡La Santísima Virgen, pensé, me ha sonreído!"

Teresa está curada...

¡Que el Señor los colme de bendiciones!

Cuidalo C.


PD. La imagen de la Santísima María Di Canneto a que hace referencia la oración, es venerada en la Parroquia Asunción de la Santísima Virgen en la ciudad de La Tablada, Diócesis de San Justo, Buenos Aires, Argentina.



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