1 de junio de 2010

El Padre Nuestro y la vida


¡Paz y bien para todos!

Después de misa meditaba sobre el Padre Nuestro y la manera que lo recitamos. Observaba mentalmente el gesto de levantar los brazos en el momento del recitado en misa y encuentro que uno no sabe muy bien como levantar los brazos, si hacerlo de la misma manera que el sacerdote (en un acto de imitación) o bien elevados al cielo como una ofrenda de amor y pertenencia.

Cierto día, comencé a recitarlo en primera persona, es decir desobedeciendo -de alguna manera- a Jesús ya que Él nos lo enseñó como se indica en Mateo 6, 9 - 13; el hecho de tener que pensarlo para el recitado hizo que la profundidad de la oración brotara con todas sus fuerzas y despareciera la rutina repetitiva que me impartieran desde la primera comunión.

Padre mío, que estás en el cielo santo es tu nombre,
venga a mi tu reino,
que se haga tu voluntad en la tierra y en el cielo
Dame hoy el pan de cada día,
perdona mis ofensas, como perdono a los que me ofenden,
no me dejes caer en tentación y líbrame del mal.

Las iglesias evangélicas (el protestantismo en general) utilizan la Biblia en la antigua versión Reina-Varela que agrega un versículo (seguidamente de ...libranos del mal) que dice:

"...porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por todos los siglos. Amen"

La liturgia de misa, agrega esta frase después del recitado del Padre Nuestro. De manera que sea de la forma que recita la Iglesia Protestante - Evangélica o Católica, son enseñanzas del carpintero de Nazareth, que es lo que importa. Porque es enseñanza de vida.

La vida es el mayor don que recibimos. El mayor drama de un ser humano es vivir sin esperar nada de la vida, no encontrar un sentido a lo que hace y a su propia existencia. La vida misma se convierte en ofrenda vacía cuando no somos capaces de acallar la ira del vacío y del absurdo.

Cuando abrimos el corazón y los ojos a la realidad, en ocasiones tan pálida y tan callada, entonces el aroma de la serenidad anida despacio en nuestro ego.

La vida misma se hace soportable en momentos cuando resuena en nosotros las palabras de Cristo: “Vengan a mí todo los que estén cansados y agobiados que yo los aliviaré”

Porque llegarán días en que el misterio de la vida se hará interrogante existencial, sobre todo cuando llega el momento de la muerte. Y, entonces, necesitamos encontrar una respuesta convincente que nos arranque nuestro conflicto y nos rompa nuestra ceguera espiritual. Y esa no puede ser otra que la que brota del Misterio (Dios) que nos hace ver los acontecimientos desde el final (escatología), y ella misma nos anticipa una respuesta: Dios dará la vida definitiva a los que han muerto.

Vive de tal manera que nunca te arrepientas de haber vivido. Vive para que al final no encuentres las manos vacías y el corazón roto. La vida es el cumplimiento de una misión, colaborar con el Dios Creador para hacer que este mundo sea más fraterno y conforme a sus planes de amor y de justicia.

Vive el consejo de Bertolt Brech: “Procuren que al dejar el mundo vean no sólo que fueron buenos sino que dejaron un mundo bueno”.

Amén, que Dios los bendiga!

1 comentario:

  1. Gracias por sus enseñanzas y reflexiones... Dios les siga colmando de bendiciones..Unid@s en oración!!

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