Virgen María del Rosario
¡Paz y bien en el día de la Virgen del Rosario!
Estamos en un tiempo de revitalización de la Alianza pactada definitivamente por Dios en Jesucristo, para salvación de su Pueblo.
En este tiempo, María ejerce - como Arca de Alianza - un especial protagonismo, ofreciéndonos a su Hijo y entregándonos su Corazón como Arca salvadora.
Ella es la Mujer vestida de sol, que nos promete una segura victoria contra el Adversario, al que Jesús venció definitivamente en la Cruz. Días gloriosos esperan a los hijos de Dios, luego del actual combate.
Estamos en el «tiempo de María», en la «tierra de la nueva Visitación», llamados a concretar «la civilización del amor».
Dios, a través de María, irrumpe portentosamente en la historia de su Pueblo, elige la Ciudad de San Nicolás, donde se erige un Santuario, y en coincidencia con los 500 años de la primera evangelización nuevamente aparece María como la Estrella de la Nueva Evangelización y el lugar del encuentro de los hijos con el Hijo.
Ella, como singular Profetisa, nos hace tomar conciencia de nuestra pertenencia al Nuevo Pueblo de Dios y de la exigencia de fidelidad a la Alianza.
El acontecimiento mariano es ofrecido a los hombres de nuestro tiempo, como respuesta a desafíos muy actuales: el ateísmo práctico, el materialismo, el hedonismo, la violencia, la drogadicción, la brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, la división por la guerra y la discordias, el peligro de una conflagración universal con resultados devastadores, el culto a los ídolos modernos: placer, tener (consumismo) y poder, etc
El Corazón de María como Arca de Alianza nos hace instrumentos de Alianza entre los hombres. Tenemos que ser camino por donde Dios hace Alianza con sus hijos.
En este tiempo, María ejerce - como Arca de Alianza - un especial protagonismo, ofreciéndonos a su Hijo y entregándonos su Corazón como Arca salvadora.
Ella es la Mujer vestida de sol, que nos promete una segura victoria contra el Adversario, al que Jesús venció definitivamente en la Cruz. Días gloriosos esperan a los hijos de Dios, luego del actual combate.
Estamos en el «tiempo de María», en la «tierra de la nueva Visitación», llamados a concretar «la civilización del amor».
Dios, a través de María, irrumpe portentosamente en la historia de su Pueblo, elige la Ciudad de San Nicolás, donde se erige un Santuario, y en coincidencia con los 500 años de la primera evangelización nuevamente aparece María como la Estrella de la Nueva Evangelización y el lugar del encuentro de los hijos con el Hijo.
Ella, como singular Profetisa, nos hace tomar conciencia de nuestra pertenencia al Nuevo Pueblo de Dios y de la exigencia de fidelidad a la Alianza.
El acontecimiento mariano es ofrecido a los hombres de nuestro tiempo, como respuesta a desafíos muy actuales: el ateísmo práctico, el materialismo, el hedonismo, la violencia, la drogadicción, la brecha cada vez más grande entre ricos y pobres, la división por la guerra y la discordias, el peligro de una conflagración universal con resultados devastadores, el culto a los ídolos modernos: placer, tener (consumismo) y poder, etc
El Corazón de María como Arca de Alianza nos hace instrumentos de Alianza entre los hombres. Tenemos que ser camino por donde Dios hace Alianza con sus hijos.
Santa María , Madre nuestra
Que en cada misterio del
Santo Rosario Nos brindas al Salvador.
Acudimos a ti necesitados
Nos alegramos que desde la cruz
El Señor te haya encomendado la misión
De acercarnos a El y a su Iglesia
Por la conversión y la penitencia.
Alentados por la confianza que nos inspiras
Ponemos en tus manos maternales
Nuestras preocupaciones y temores.
Pero, deseamos imitar tu fidelidad a Dios
Aceptando con amor y humildad,
Todas las pruebas
¡ Madre nuestra del Rosario de San Nicolás!
Que tu presencia renueve nuestra vida,
Alivie nuestro ser agobiado por
El sufrimiento y la enfermedad,
Y fortalezca nuestro amor a los demás,
Convirtiéndonos así en testigos del amor
Del Padre que no vaciló, por tu intermedio
En darnos a Jesús. Amén
Que en cada misterio del
Santo Rosario Nos brindas al Salvador.
Acudimos a ti necesitados
Nos alegramos que desde la cruz
El Señor te haya encomendado la misión
De acercarnos a El y a su Iglesia
Por la conversión y la penitencia.
Alentados por la confianza que nos inspiras
Ponemos en tus manos maternales
Nuestras preocupaciones y temores.
Pero, deseamos imitar tu fidelidad a Dios
Aceptando con amor y humildad,
Todas las pruebas
¡ Madre nuestra del Rosario de San Nicolás!
Que tu presencia renueve nuestra vida,
Alivie nuestro ser agobiado por
El sufrimiento y la enfermedad,
Y fortalezca nuestro amor a los demás,
Convirtiéndonos así en testigos del amor
Del Padre que no vaciló, por tu intermedio
En darnos a Jesús. Amén
Claudio
Hemosa reflexión que Maria nuestra madre nos enseñe a ser como ella y nos lleve de la mano al Señor un abrazo en Cristo Jesús unidos en la oración
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