Virgen más bella que el sol, porque nos has dado a Cristo, porque nos has dado a Dios. Bendigan escuadras angélicas a María, bendigan espíritus celestiales al Señor; bendigan luna y sol a María, bendigan claras estrellas al Señor, bendiga el cielo azul a María, bendigan las nieves blancas al Señor bendigamos los hijos a María bendigamos los hombres al Señor Madre de todas las edades, que niñez, juventud, adultez y ancianidad alaben al Señor y te alaben a ti. Señora del Divino Llanto, ruega por nosotros..!
¡Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre! Jesús pronunció estas palabras, cuando estaba haciendo oración en el huerto, antes de su Pasión. Al volverse a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, con los cuales se había apartado de los otros discípulos, los halla dormidos. Entonces el Señor se queja a Pedro: «De modo que no pudieron permancer despiertos conmigo ni una hora?» (Mt 26, 40) Jesús les había mandado a estos tres elegidos que velaran con Él. Pero fueron vencidos por el sueño «porque se le cerraban los ojos de sueño» observa Mateo. Es entonces cuando les dice: «Estén despiertos y orando para que no caigan en tentación; el espíritu es animoso, pero la carne es débil» (Mt 26, 41) Jesús veía con gran tristeza el abandono de que iba a ser objeto por parte de sus discípulos preferidos. Se avecinaba la gran prueba. Hubiera sido mejor obedecer a Jesús y velar con Él. Si le hubieran dicho que estaban muy fatigados, Jesús les hubiese dado ánimo para velar con Él. ¡
Antes de proseguir hago una observación. La casa no me ha parecido la de Nazaret, bien conocida. Al menos la habitación es muy distinta. Con respecto al huerto - jardín, debo decir que es también más amplio; además, se ven los campos, no muchos, pero... los hay. Después, ya casada María, sólo está el huerto (amplio, eso sí, pero sólo huerto). Y esta habitación que he visto no la he observado nunca en las otras visiones. No sé si pensar que por motivos pecuniarios los padres de María se hubieran deshecho de parte de su patrimonio, o si María, dejado el Templo, pasó a otra casa, que quizás le había dado José. No recuerdo si en las pasadas visiones y lecciones recibí alguna vez alusión segura a que la casa de Nazaret fuera la casa natal.
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