Sufrir para conseguir la vida eterna

¡Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre!

Hijo, que las tareas que has emprendido por mi no abrumen tu espíritu, ni te depriman las tribulaciones. Por el contrario, en todo acontecimiento mi promesa te de fuerza y consuelo. Yo te puedo recompensar más allá de todo límite y medida. Aquí no padecerás por mucho tiempo ni serás por siempre atormentado por los dolores. Espera un poco más y verás cuan pronto llegará el fin de tus sufrimientos. Se acerca la hora en que terminarán las fatigas y las inquietudes. Todo lo que acontece en esta vida es poca cosa y dura poco tiempo.

¡Cuidado con lo que haces! Trabaja fielmente en mi viña y Yo seré tu recompensa.

Escribe, canta, llora, lee, calla, reza, sobrelleva con valor las adversidades: la vida eterna vale todas estas luchas y otras mayores también. Un día, que sólo Dios conoce, llegará la tranquilidad, y en aquel entonces no habrá día ni noche. como los hay ahora, sino una luz sempiterna, una claridad infinita, una paz estable y un descanso seguro.

Entonces no dirás:
¿Desdichado de mi! ¿Quien me librará de mi mismo y de la muerte que llevo en mi? (Rom. 7, 24)
Ni gritarás:
Ay de mi, ¿por que se prolonga mi destierro? (Sal. 119, 5)
ya que la muerte será vencida y la salvación eterna asegurada, ni habrá angustia alguna sino alegría bienaventurada y una compañía hermosa y santa.

Si pudieras ver el premio eterno de lo santos en el paraíso y de cuanta gloria están gozando aquellos que en este mundo serán considerados despreciables y casi indignos de la misma vida, seguramente te postrarías por el suelo y desearías más someterte a todos que mandar a uno solo. No codiciarías días alegres aquí en esta tierra, al contrario gozarías viéndote atribulado por Dios y tendrías como grandísima ganancia el ser considerado una multitud entre los hombres.

Si gustaras y rumiaras estas cosas y las hicieras penetrar en lo más profundo del corazón ¿cómo osarías quejarte aunque fuera una sola vez? ¿No es verdad que se deben sobrellevar todas las penas para alcanzar la vida eterna? Porque ganar o perder el reino de Dios no es un asunto de poca importancia.

Levanta, pues, tu mirada hacia el cielo. Aquí estoy Yo, rodeado de todos lo santos que sostuvieron continuos y grandes combates en el mundo. Ahora ellos están en la gloria y, siempre serenos y seguros, descansan en paz y estarán eternamente conmigo en el reino de Mi Padre.

Que el Señor los bendiga,

Claudio


Tomado de La Imitación de Cristo, capítulo 47

Comentarios

  1. Amén. Ese es el camino y vale la pena recorrerlo. Muchas veces pensamos, y nos confundimos, que DIOS nos quiere ver sufrir, pero no entendemos que morir significa vivir, y la muerte es la plenitud de la vida.

    Un abrazo en XTO.JESÚS

    ResponderBorrar
  2. Pocos días atrás, recibí este mensaje del Señor: “No tengas miedo, cuando crees que no te sostengo. Yo siempre te acompaño" y pidió que sea leído Sofonías 3, 14-18.
    Mi abrazo en Cristo.
    Claudio

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

«Porque la boca habla de la abundancia del corazón.» (Mt. 12, 34) Por lo tanto, se prudente en el uso de ellas y recuerda que en este blog no se aceptan los comentarios anónimos.

Entradas más populares de este blog

Te damos gracias, María

El Espíritu es animoso, pero la carne es débil

En la fiesta de los Tabernáculos. Joaquín y Ana poseían la Sabiduría. (El Hombre - Dios)