6 de febrero de 2011

Ser sal y luz

Paz y bien en el Señor Jesús y en su Santísima Madre,

Domingo 5, tiempo ordinario, ciclo A - Mateo 5, 13-16

Muchos cristianos realizan innumerables acciones buenas: en sus casas, en su trabajo, en su barrio, en su país; acciones de carácter público como son las obras asistenciales, de promoción de los necesitados, obras de solidaridad; y muchas otras en su vida ordinaria, callada, que sólo contemplan pocas personas. Indudablemente no hemos de hacer las cosas para que nos alaben, pero es muy bueno que los demás queden edificados al ser testigos del bien hacer. Intentar ocultarlo sería un error; Dios quiere que nuestras buenas obras sean luz para los demás.

Así como hay personas aprovechan la propaganda y los medios de comunicación para difundir la duda, el egoísmo, la crítica, en una palabra, el mal; hemos de aprovechar nosotros esos medios para difundir la verdad, los valores cristianos -que son los verdaderos valores humanos- y las iniciativas que ayudan a los hombres.

No basta ser buenos sino que hay que parecerlo; no basta hacer cosas buenas, sino que -si se puede- conviene darlas a conocer. Se pueden crear noticias positivas en la prensa, se puede difundir la vida de personas que son ejemplares, se puede intervenir en debates públicos, se puede intervenir en política: podemos hacer muchas cosas.

Jesús advirtió que en ocasiones los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz. Todos podemos influir en el ambiente social, porque toda actuación tiene, de un modo u otro, una dimensión social. La evangelización del mundo tiene muchísimas facetas, y todos podemos influir para bien.

El mundo de hoy está cansado de las grandes palabras y de las teorías que se le ofrecen. Parece como si las personas no tuviesen oídos para lo trascendente. Es como si toda la vida se redujese al resultado de lo que queremos. Hemos perdido el aliento de la ilusión y la esperanza. Ser sal y luz es recordarle a las personas una y otra vez el proyecto que Dios tiene para la humanidad. Dios no quiere más sufrimientos porque Jesús tomó sobre sí todos nuestros dolores. No quiere más violencia porque Él asumió nuestros castigos. No desea nuestra desorientación porque con su vida nos enseñó el camino hacia el Padre. Sal y luz es darnos cuenta de todo ello y vivirlo con alegría.

Jesús nos señala el cielo como el lugar de Dios, y es verdad. El cielo es Dios. Cada persona puede tener el cielo más cerca, en su corazón, en su latir espiritual, en su entrega diaria. Hay un espacio que sólo nosotros podemos abrir a Dios y a los demás. Es el terreno de nuestro corazón y de nuestra vida. Si me cierro a Cristo, si bloqueo mis entrañas, no entenderé nunca ese amor que me ama aunque yo le ignore. Ser sal y luz es tomar conciencia de ese amor.

Decía la Madre Teresa de Calcuta,
«Los cristianos son, para los demás, para los hombres todos del mundo entero, como la luz. Si somos cristianos debemos asemejarnos a Cristo. Si aprendéis el arte de la deferencia, cada día os asemejaréis más y más a Cristo cuyo corazón era humilde y estaba siempre atento a las necesidades de los hombres. Una santidad grande empieza por esa atención a los demás; nuestra vocación, si queremos que sea bella, debe estar del todo llena de esa atención. Allí por donde ha pasado Jesús, ha hecho el bien. Y la Virgen María, en Caná sólo ha pensado en las necesidades de los demás y en comunicarlas a Jesús.

Un cristiano es un tabernáculo del Dios vivo. Él me ha creado, me ha escogido, ha venido a habitarme, porque tenía necesidad de mí. Ahora que habéis aprendido cuánto os ama Dios ¿hay algo que sea más natural para vosotras que pasar el resto de la vida en irradiar este amor? Ser verdaderamente cristiano es acoger plenamente a Cristo y llegar a ser otro Cristo. Es amar como somos amados, como Cristo nos ha amado en la cruz.»
Fraternalmente,

9 comentarios:

  1. Hola
    Cuando puedas pasa a buscar el regalo de los 500 seguidores de «Estoy a tu lado»
    Gracias
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  2. Oh, Claudio. Me encanta la Madre Teresa. Uno de mis libros preferidos es "Ven, se mi Luz". Un beso ¡¡

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  3. Que hermoso compartir es verdad que el señor nos haga portadores de su luz y ser verdadera sal en medio de los que nos rodena gracias y un abrazo y unidos en oración

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  4. Estamos llamados a ser sal que da sabor, esperanza a la vida y luz para que acerquemos a nuestro prójimo a Dios.¡Gran misión la del cristiano!
    Besitos mi querido Amigo y Feliz Semana.

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  5. ¡Ojalá y desde mi pequeñez sepa ser esa sal y esa luz que Dios me pide!
    Un abrazo.

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  6. ¡Gloria a Dios!
    Un abrazo en Cristo a tod@s!

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  7. que aburrido ay que sueño soy de peru

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