El glorioso ministerio del Espíritu Santo

¡Paz y bien en Cristo Jesús y en la Virgen María!

San Pablo nos habla del anuncio de la buena nueva como relacionado intimamente al ministerio del Espíritu de tal manera que "no somos ministros de la letra sino del Espíritu Santo, pues la letra mata y el Espíritu da la vida" (2 Co. 3, 6). A este ministerio Pablo lo llama glorioso (versículo 8). Lo es porque constituye la clave de la misión de Cristo. Pablo proclama la buena nueva con la palabra de Dios, con la obras del Padre, como Jesús, con la eficacia de los prodigios y milagros, según los mandatos expresos de Cristo que han sido bien captados e interpretados por sus testigos directos y con el poder del Espíritu Santo (Rm. 15, 18-19), jamás sin ese poder.

San Pedro, por su parte, dice que anunciamos el evangelio en el Espíritu Santo, mensajes que los ángeles desean contemplar (1 Pe. 1, 12). ¡Tan importante es esta evangelización en el Espíritu Santo! Pablo además, cuando anunciaba y formaba las diversas comunidades cristianas, les dejaba al Espíritu Santo. Juan les enseña a los suyos que tienen y que la unción del Espíritu Santo y que no es necesario que nadie les enseñe, porque así como la unción les enseña deben permanecer en ello (1 Jn 2, 27). Obviamente, pues Jesús les ha revelado que el Espíritu Santo es Espíritu de la verdad.

Así obraban los primeros apóstoles con esa eficacia que se produce cuando se hace lo que Dios quiere y como Dios lo quiere. Pero lo más sorprendente de todo este plan de evangelización que manifiesta plenamente la función de los carismas en ella -tal como está revelado en los Hechos de los Apóstoles- es ni más ni menos la gran enseñanza de nuestro Señor: Él también, al venir al mundo y revelarnos la Buena Nueva, nos deja el Espíritu Santo para que nos conduzca a la verdad completa de lo que el mismo ha revelado y nos enseñe todo y hasta nos anuncie las cosas por venir, como lo hace en la práctica con el carisma profético.

¿Damos hoy lugar a esta verdad revelada, tal como se nos revela? La poca fidelidad al Espíritu Santo denunciada en el Concilio Vaticano II tanto por parte del clero como de los laicos, pondrán siempre en peligro el plan de Dios. No nos sorprenda entonces, si hay pocos frutos y si no mostramos al mundo que el poder de Dios es mayor que cualquier otro poder del mundo.

Que el Señor los bendiga.

Claudio


Comentarios

  1. Estoy muy contenta de haber encontrado este blog.
    Se nota que el Espíritu Santo sopla por aquí.
    Es El quién hace todo en todos y quién convierte con su unción el corazón de cada hombre.
    Qué bueno blogs carismáticos como éste.
    Que Dios lo bendiga y haga mucho bien a los hombres y sobre todo de mucha gloria a Dios.

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  2. Mayte, todo lo que hacemos -los blogueros católicos y cristianos- es para la Gloria de Dios!
    Que el Señor bendiga tu obra.
    Mi abrazo en Cristo y en su SSma Madre.
    Claudio

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  3. visitando su blog. bendiciones
    mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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