Creciendo en Jesus por Maria - V
¡Paz y bien a todos!
Morir a nosotros mismos
La vida de Jesús fue una constante donación al Padre, sirviendo siempre a Dios y a los hombres. Pasó haciendo el bien a todos los necesitados de su misericordia, predicando el reino del cielo con su ejemplo: "Yo no vine a ser servido sino a servir".
La vida de María también fue una constante donación, no solo al Padre, sino además, al Hijo, al Espíritu Santo y a los hombres, predicando también ella con su ejemplo: "He aquí la esclava de Dios, que se haga en mi según tu Palabra".
La vida de un cristiano debe, a imitación de Jesús y María, ser una vida de donación constante a Dios y a los hombres, pidiendo el auxilio de María y solicitando la fortaleza del Espíritu Santo para que nos socorra.
Hoy María nos invita a dejar que Cristo crezca en nosotros, dentro nuestro, para decir con El "he venido a servir" y con ella: "he aquí la esclava del Señor". Ella nos insta a pensar un instante en la vida de Jesús y en la suya propia, a quienes nos les importó dar sus vidas por nosotros: Jesús, muriendo en la cruz y María, muriendo así misma frente a la cruz, participando de la muerte de Hijo.
Ella nos exhorta a que frente a esa cruz ofrezcamos morir a nosotros mismos.
Que el Señor los colme de bendiciones!
La vida de María también fue una constante donación, no solo al Padre, sino además, al Hijo, al Espíritu Santo y a los hombres, predicando también ella con su ejemplo: "He aquí la esclava de Dios, que se haga en mi según tu Palabra".
La vida de un cristiano debe, a imitación de Jesús y María, ser una vida de donación constante a Dios y a los hombres, pidiendo el auxilio de María y solicitando la fortaleza del Espíritu Santo para que nos socorra.
Hoy María nos invita a dejar que Cristo crezca en nosotros, dentro nuestro, para decir con El "he venido a servir" y con ella: "he aquí la esclava del Señor". Ella nos insta a pensar un instante en la vida de Jesús y en la suya propia, a quienes nos les importó dar sus vidas por nosotros: Jesús, muriendo en la cruz y María, muriendo así misma frente a la cruz, participando de la muerte de Hijo.
Ella nos exhorta a que frente a esa cruz ofrezcamos morir a nosotros mismos.
Que el Señor los colme de bendiciones!
Claudio C.
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