Dejarlo todo para seguir a Cristo

¡Paz y bien en Cristo Jesús y en la Virgen María!

Evangelio de San Mateo 19, 23-30

Hijo, abandona a tu persona y me encontrarás a mi. Vive libre de preferencias y desprendido de todo y ganarás siempre porque se te dará una gracia más abundante apenas hayas renunciado a ti mismo para no volverte a encontrar.

¿Señor, cuantas veces debo abnegarme y en que cosas renunciar a mi mismo?

Siempre y en toda circunstancia, tanto en lo poco como en lo mucho. Nada exceptúo y en todo te quiero encontrar desprendido. De otra manera, ¿como podrías ser mío y yo tuyo, si no estuvieras despojado, tanto en lo interior como en lo exterior, de toda voluntad propia? Cuanto más pronto lo hagas, tanto mejor te irá y cuanto más completa y sincera sea tu abnegación, tanto más me agradarás y aumentarás tus méritos.

Algunos renuncian a si mismos, pero con alguna excepción. Como no confían totalmente en Dios, se preocupan con frecuencias de sus cosas. Otros, al principio, lo ofrecen todo, pero, más tarde, golpeados por la tentación, vuelven a lo que era propio y por eso no progresan en la virtud.

Todos estos, nunca llegarán a las verdadera libertad del corazón puro, ni adquirirán la gracia de mi suave intimidad si antes no aceptan una total y diaria abnegación de su persona, sin la cual no hay ni puede haber una gozosa unión conmigo.

Te lo dije muchísimas veces y ahora te lo repito: abandónate, entrégate y gozarás de mucha serenidad interior. Dalo todo por el todo. No busques ni reclames nada. Permanece decididamente unido sólo a mi y me poseerás, tendrás libertad de espíritu y no te oprimirán las tinieblas.

Esfuérzate para obtener todo esto, pídelo y deséalo. Despójate de todo apego a ti mismo para así, desnudo, poder seguir a Jesús; desnudo y muerto a tus pasiones, vivir eternamente en mi. Entonces, desaparecerán todas las vanas imaginaciones, las malas perturbaciones y los cuidados inútiles, entonces se esfumará también el temor excesivo y morirá todo afecto no conforme a la voluntad de Dios.

Que el Señor los siga bendiciendo!

Claudio


Fuente: La Imitación de Cristo, Capítulo 37, días 13 y 14/08


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