18 de julio de 2012

Comunión, comunidad

Paz y bien
Romanos 12, 5

Para el cristiano, son pocas las realidades que revistan una proyección tan vital, como la de comunión.

Y es que comunión y comunidad son dos términos que marchan al mismo ritmo teológico, tanto en la convicción, como en la vida del cristiano. Comunión es común-unión; sin esa común-unión no puede existir la vida de la fe, la vivencia del amor.

Solamente cuando lo mío se convierta en lo nuestro, Dios lo convertirá en lo suyo y solamente cuando lo mío sea lo suyo, lo de Dios, es cuando nos sentiremos elevados sobre nuestra propia naturaleza; pero insistamos, que lo mío llegará a ser lo de Dios solamente cuando haya pasado por la etapa de ser visto y vivido como lo nuestro, lo de todos.
«Lo mismo nosotros, con ser muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y dependemos unos de otros.»
Y es que en la Iglesia todo sabe a familia; no a fuerza que estatice por ley y borre todas las desigualdades, sino a amor que busca la comunicación, la comunión de unos con otros.

Descubrir a la comunidad, es la mejor forma de encontrar a Dios y encontrarse consigo mismo. En el prójimo, nos encontramos los tres: Dios, el hermano y cada uno de nosotros.

Fraternalmente,



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Huellas de Alfonso Milagro
Imagen: Madrugadores de Los Pinos



Dominus Providebit

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